domingo, 23 de junio de 2024

HOMENAJE A MANOLO MARTÍNEZ FERNÁNDEZ DE BOBADILLA

 



 

Parecía que todo estaba por hacer

y   nos fuimos allí, los dos Manolos,

  el poeta del bronce, 

 y el de la palaba esculpida,

el médico Alejandro que curaba corazones heridos,

Victoriano el químico que desgranaba  pensamientos

en la cubeta de prensa y de de revistas,

el docente, Pepe, que desparramó su generosa bonhomía,

Víctor el sabio, el de la voz de plata por las ondas

Pili pintora de paisajes, de retratos y flores,

 la activísima compañera y amiga

Ángel, creacionista, con sus ritmos, e imágenes, él fue

iniciador  en estos lares de los versos modernos

y yo

En las exposiciones acercamos esculturas, litografías de color, pinturas y palabras, azules, verdes, rosas.

De aquello queda el rastro indeleble de un afán compartido.

Navarra en nuestra estela por las salas de exposiciones colectivas.

Murchante, Cortes, Tudela, Lecumberri, Cascante, 

versos de gentes de pueblos y ciudades que el tiempo ha dispersado por las nubes.

Se marcharon Victoriano, Víctor, Ángel...

y silenciosamente te has marchado Manolo

 poeta de valores, de amar lo más cercano, lo sencillo


Recuerdo aquellos viajes y el maternal soneto  

para la exposición, que conservo enmarcado

 Admiré tu entereza ante el dolor

de aquella muerte que te golpeó 

puso con sus lágrimas cerco

y el que le respondiste, hondo, creyente y conmovido.

Solo un hombre de bien habla conforme a Dios ante lo inasumible..


No sé hoy ya que cuenta en nuestro haber de la ilusión primera.

De aquellas esperanzas   literarias

tal vez resta muy poco, verduras de las eras.

¿Ubi sunt? ¿tal vez aún queda el cielo?

 

Hoy te escribo mi sincero homenaje

 Manolo, adiós, poeta 

 cristiano, buena ribero, fiel amigo.