jueves, 26 de septiembre de 2024

LA PRESIDENTA DE MËJICO Y EL REY DE ESPAÑA


 Incorrección política, descortesía y bofetada parece la falta de la invitación al rey de España, Felipe VI, de la presidenta de México. Creía yo que en Méjico, un país con fama de machista , la sensibilidad elegante de una mujer, Claudia Sheinbaum Pardo, no recurriría al discurso revisionista para contentar al populismo mexicano. ¿Es el desaire defensa de lo indígena frente a la conquista española?

Como apuntó ayer el diplomático Chencho Arias, no es precisamente el amor a lo indígena lo que ha demostrado México en su historia, ya que después de más de 200 años de la independencia de España, solamente uno de los presidentes de México fue de raza indígena. Podemos pensar y pensamos que puede existir cierto racismo en esa exclusión del indio, común en algunos países hispanoamericanos que también los excluyen y que con  este discurso lo intenta aminorar.

 Apelar a la crueldad de la conquista de Méjico y responsabilizar al rey de España, Felipe VI, para que se disculpe en nombre de España, parece una forma de quedar bien con los indígenas, a los que el propio Méjico evita que accedan al poder por miedo o por racismo El racismo no solamente atañe a la raza negra, también existe en Hispano-América. Los indígenas son la escala social más baja y los peor tratados. Mejor no debería de echarla culpa a España ni apelar a la demagogia.

La historia de la conquista – o del encuentro- tuvo luces y sombras. Luces, ese idioma que tan bien maneja la presidenta; luces, el origen del apellido español, Pardo, que muestra lo español en las venas de la presidenta; luces, el mestizaje de españoles e indígenas por casamiento; luces, las leyes de protección a los indios, aunque no siempre se cumplieran; luces,  la creación de universidades a las que pudieron acceder los indios y los criollos; luces, la no imposición del castellano y la creación de diccionarios que recogían y respetaban las lenguas autóctonas; luces, la construcción de templos y luces con su sombra, la evangelización, si se interpreta desde el siglo XXI y no del XVI.  

Sombras las violaciones; sombras la dureza de las armas propias de cualquier guerra de conquista, sombras, los violentos métodos bélicos propios de cualquier guerra con sus asesinatos e intrigas, sombras, el expolio de la tierra conquistada, sombra la imposición del credo. Pero no se debería juzgar al siglo XVI desde el XXI. Si retrocedemos, juzgaríamos con el mismo rigor los sacrificios de sangre de los aztecas y sus ritos.  Las muertes cruentas de niños jóvenes, mujeres y hombres amigos y enemigos ofrecidos a sus dioses, la sangre derramada, la crueldad y los asesinatos. Y sus igualmente luchas de conquista y esclavitud entre las distintas culturas y etnias, expolios y abusos- 

Mejor pensar desde el presente.

Creo que en dos entradas en este blog he hablado de Méjico y de todo lo que ha aportado a la cultura y a la economía española. Creo lo mismo de las aportaciones de España a Méjico, no voy a repetirme

Me gusta Méjico. El año pasado estuvimos en Méjico Distrito Federal, nos gustó, pese a que las calles centrales estaban cortadas por manifestaciones de maestros y filas de a cuatro de policías pertrechados con escudos y cascos. Pese a que no pudimos ver algunos museos y murales. Pese a que, con el centro cerrado, no conseguimos cambiar moneda en las oficinas de cambio; pese a que un taxista nos dejó sin blanca porque nos cambió dólares falsos y por poco tenemos que volver al hotel andando; pese a que nos desaconsejaron que saliéramos por la noche y no pudimos asistir a espectáculos nocturnos, ni mariachis ni danzas. Pese al miedo, nos gustó. volveríamos.

Nos bastó el trato animoso de los mejicanos y la charlas como la del poeta ambulante que tras la cháchara nos vendió su libro; alucinamos con la grandeza artística del Museo Nacional de Antropología;  admiramos las cuatro fachadas de la  Catedral de Méjico que visitamos el primer día antes que cerraran las calles; compramos una máscara de piedras duras en la plaza de la Constitución; nos trasladamos al Museo Frida Kahlo, y  nos sorprendimos con la viveza de  los frescos de Diego Ribera- aunque nos ponga verdes; y nos demoramos en el Museo Chapultelpec donde se puede ver el precioso retrato de sor Juana Inés de la Cruz, la décima musa; comimos tacos ; y nos mojó el dios de la lluvia con su aguacero.  Nos gustó, volveríamos.

 Recordamos a Octavio Paz, cuyos poemas adornaban las calles en una exposición al aire libre, Premio Nóbel y Premio Cervantes; a Juan Rulfo, premio Príncipe de Asturias; a Carlos Fuentes, premio Cervantes y premio Príncipe de Asturias; a José Emilio Pacheco, Premio Cervantes, premio García Lorca, premio Príncipe de Asturias, Premio Reina Sofía; y a Jaime Sabines, cuya s poemas había escuchado en la Residencia de Estudiantes de Madrid. 

¿Hubiera existido la obra de sor Juana Inés de la Cruz sin el mecenazgo del virrey y la virreina de España?

España y Méjico.  Presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, Si invitaras al rey de España, Felipe VI, también revisarías la historia con sus luces. Harías más luminoso lo que nos une, esos lazos lingüísticos, artísticos, comerciales, históricos y fraternales, y más fuertes nuestras mutuas raíces. 

Nos gustó México, volveremos.


EL OLIVO

 

El olivo,  árbol que en Navarra  desde tiempos míticos  ha tenido presencia en el paisaje, nos ha acompañado hasta aquí. Desde los primeros “oleaster” olivos silvestres o acebuches hasta las empeltrerías de olivas negras y ovaladas  – así llamadas la desde hace mucho en la Ribera-  hasta las más modernas plantaciones de hoy. Es en la zona media y en la Ribera donde su cultivo sigue una tradición ininterrumpida. La gastronomía navarra no se entiende sin el aceite de oliva.

Aunque la zona de producción  más importante para los romanos en Hispania fue la Bética,  la España romanizada  del Norte correspondiente a la Tarraconense,  de la que formó parte Navarra, plantó olivos, los cultivó, los trasformó  y exportó aceite. Pudo introducirse aquí el cultivo,  comercio y trasporte a través del Ebro y de sus afluentes  – Oleum flumen, le llamaron al Ebro (río del aceite),- o a través de la extensa red viaria que atravesaba las tierras navarras camino de la actuales Calahorra , Tarragona o Zaragoza.  Hay constancia en Navarra de restos arqueológicos de   villas de producción agrícola;  específicamente de  aceite en los vicus Los Lagares, (Falces) Los Cerraos ( Sada ) ; villas agrícolas de producción, oleícola  vinícola  o urbanas desde los siglos I a.C al IV.  Existe constancia de restos arqueológicos, salas de prensado y lagos en estas primeras industrias agrícolas de trasformación.

 Considerado por los romanos un producto lujoso, se empleaba  como aceite para masajes y  productos cosméticos de las élites y para el alumbrado.  Estos restos arqueológicos de instalaciones de producción de aceite, aunque menos numerosas que las de producción vinícola, puede decirse que fueron ya las primeras “fábricas”en las villas agrícolas. No conocemos estudios   de  si exportaba el aceite navarro fuera de Hispania  o era sólo para el consumo de comercio interior o propio.

Los musulmanes, pueblo experto en ciencias agrícolas,  mejoran las técnicas de cultivo y conservación.  A ellos debermos  el nombre de “Aceite” “az zayt, en lugar del latino “Oleum. Aunque no quedan, que sepamos,  en Navarra restos arqueológicos oleícolas   de la época de Al Ándalus, sí han pasado a nuestro vocabulario sus términos, lo que demuestra la importancia que tuvo su producción, ya que os  musulmanes, y también los los judíos,  utilizaban  el aceite de oliva en la gastronomía.  En el s XII constan como defensores  de las bondades del aceite el rabino y médico y filósofo judío cordobés  Maimónides y el también médico y filósofo musulmán cordobés Aberroes que nos sorprende escribiendo sobre los huevos fritos : 

"Cuando se fríen en aceite (los huevos) de oliva son muy buenos, ya que las cosas que se condimentan con aceite son muy nutritivas.

 

 Esa tradición olivarera fue recogida en la España cristiana  medieval . Fundaciones de los Reyes de Navarra, fueron numerosas las   abadías de las órdenes monacales del Cister, del Cluni y Benedictinos en la zona ahora  Rioja , Cantabria, o Burgos y  en la zona media o sur de Navarra,  la mayor parte de con trujales propios. Uno de sus más importantes monasterios de Navarra lleva su nombre, el Monasterio de la Oliva, con su correspondiente Virgen: la Virgen de la Oliva, actualmente en Ejea de los Caballeros.

 

También el olivo está presente en la heráldica navarra, como el escudo de la emblemática ciudad de Olite.

 

Esa industria, cultivo , consumo y comercio, aunque  conocieran   momentos de decadencia, se mantuvieron  sin interrupción hasta nuestros días.  Testimonio de ello es  la cita, documentada en el XVI, del trujal rupestre de Solchaga en la Valdorba, propiedad del Señorío de Sochaga. Se conserva el trujal de Cabanillas, de prensa de vigas,   del  Señorío de Belver que fue propiedad  de la familia Arnedo y Antillón . Transformados o desaparecidos  sabemos de la existencia de los trujales mecánicos de  Barazabal o Martín- Landa en Cascante, de  primer cuarto del s XIX; o de  las primeras industrias electrificadas de primera mitad del s XX Fuentes Soria, Duplá, Litago o Gómara,  también en Cascante . El movimiento cooperativo social  crearía más tarde las Cooperativas Agrícolas de la segunda mitad del s XX

 

La Cofradía del Aceite de Oliva de Navarra  prolonga  nuestra tradición olivarera  Queda por   inventariar el   patrimonio industrial de  aquellas instalaciones ya idas y los edificios que aún quedan en pie. Hoy existen museos e importantes edificios arquitectónicos renovadores o tradicionales y  una red de trujales y almazaras

 

 Conviven en Navarra, con innovadoras técnicas,  cooperativas como Arroniz , grandes empresas exportadoras y pequeñas industrias de producción muy especializada y selectiva.  A la Cofradía pertenecen las muy prestigiosas Trujal de la Ribera (Urzante) La Casa del Aceite (Cascante)  Hacienda Ortigosa (Viana) Hacienda Queiles ( Barral,  Monteagudo) Aceite Condado de Martiniega(Corella), y Nekeas (Añorbe, San Martín).

 

Podemos decir que el olivo que es más que un cultivo, un paisaje y un precioso árbol. Podemos decir que el aceite es mucho más que producto, una industria, un comercio, un manjar en nuestra mesa y un cura todo- demostrado- altamente saludable..  Podemos decir, que es un patrimonio de nuestra cultura: Lo decimos.

viernes, 6 de septiembre de 2024

MANGA POR HOMBRO

 


Leo y oigo los debates políticos con preocupación, porque me gustó la Transición y sus gentes, a los que les di la confianza creyendo en su capacidad y su buena voluntad. Después de 40 años todo ha cambiado, y y creo que para peor. O sea, me siento menos libre de pensar y de opinar que en 1978. Cualquier opinión puede acarrearte el ostracismo, por ejemplo esta que hoy expreso. Lo que algunos llaman progreso, otros pensamos que no es para tanto, ni la creatividad está en auge, ni brillan las estrellas como entonces brillaban, ni hay casas para todos, ni hay fraternidad ni amistad entre contrarios, sino agresividad. En una cosa sí hemos avanzado. Como dije, y digo siempre, si algún colectivo tenía mucho que ganar ese era el de la mujer.  Lo digo hoy, cuando ya se ha confirmado la presidencia de una mujer, María Isabel Perelló, del Tribunal Supremo.

Van manga por hombro muchas otras cosas. El concierto para Cataluña, pienso, rectifica la Constitución de 1978 y, por si fuera poco, Sánchez habla ya de la España Federal, que es, desde mi punto de vista, un retroceso o al menos un experimento peligroso. Y me pregunto qué es lo que hicieron mal los sabios constituyentes para que un presidente, sin el bagaje intelectual de aquellos pesos pesados, sin aquellas sesiones maratonianas para afinar y conseguir consensos, sin encomendarse a dios ni al diablo, sin consultar a la oposición, ni a los españoles que seremos afectados por esa decisión, se empeñe en hacer él solito una constitución nueva? ¿O es que eso no cambia el sistema de una España autonómica a una federal? ¿Tan fácil le resulta borrar lo anterior?

No me gustan los líos.