lunes, 25 de enero de 2021

MARÍ PILAR LAMARQUE SÁNCHEZ, BIBLIOTECARIA DE VANGUARDIA

Libros: Los 100 mejores libros del siglo XXI, según 'The Guardian' (solo  hay un escritor español)

La Biblioteca pública de Cascante fue en su creación la tercera biblioteca de Navarra. Primero Pamplona, luego Alsasua, la tercera Cascante.  Se abrió en 1951 y fue su primer bibliotecario Cristóbal Diaz Jarauta. Estuvo emplazada en los bajos del Ayuntamiento. Yo empecé a frecuentarla más tarde, en su segunda época. Era la Bibliotecaria una mujer diligente. Se llamaba Cecilia Romeo Mayayo y estuvo hasta su jubilación al frente de los libros. En la Biblioteca, bien surtida, se podía leer y asomarse a la pasión de Shakespeare o curiosear la sección de grafología que firmaba Matilde Ras en la revista Blanco y Negro. Vayan también estas palabras de agradecimiento por las atenciones recibidas. Tras Cecilia Romero, Charo Orrio, ya jubilada. Hoy la Biblioteca sigue activando el amor al libro y a los clubs de lectura y tiene nuevas y diligentes bibliotecarias que atienden a un nuevo público en la Casa de la cultura de la Calle de San Pedro

El homenaje que ha rendido la Biblioteca Nacional a la bibliotecaria y filóloga María Moliner, me ha hecho nuevamente volver la vista atrás para recordar a una compañera de Moliner, bibliotecaria vanguardista, con la que, por tener relación con Cascante, me sentía en deuda. Sigue siendo desconocida para nosotros. María Pilar Lamarque Sánchez. He recogido la información porque espero llamar la atención sobre su persona, a ver si tenemos la suerte de que llegue a los oídos de su hija, también archivera, María Pilar Varela Lamarque y esclarece los posibles errores que pueda contener mi búsqueda de datos. Saga de conservadores del patrimonio su nieto el arqueólogo Fernando Piñón Varela, ya fallecido; o a Pilar Piñón Varela, su nieta, Directora Ejecutiva del Instituto Nacional de España.  En un siglo marcado por la recuperación de las mujeres que nos abrieron el paso, bien merece un rescate. Los Lamarque tenían su casa en la calle de la Marquesa. Oriundos de Zaragoza debieron venir a Cascante cuando Rafael Lamarque fue destinado a Cascante como médico, acompañado de sus numerosos hermanos. Conocí a Teresa, a María, madre de nuestro amigo Rafael Sesma, y creo recordar a Paco, pero no recuerdo a María Pilar.

María Pilar Lamarque nació en Zaragoza en 1903. Era hija de Gaspar Lamarque, oriundo de Cintruénigo y Delfina Sánchez Fairén, cuarto miembro de una familia numerosa, Antonio, Rafael, Teresa, Pilar, Francisco y María. A la muerte de su padre la joven María Pilar optó por buscar su propia emancipación en lugar de vivir con su hermano médico en Cascante. Debió como mujer moderna buscar una mayor independencia económica de la que le ofrecía vivir a expensas de su familia y se matriculó de Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza, residiendo en la casa de Juan Moneva Puyol, Catedrático de Derecho Canónico de la Universidad de Zaragoza y presidente del Estudio de Filología Aragonesa, de cuya hija Pilar era muy amiga. Ambas chicas se matricularon el mismo curso 1917-1918; fueron pioneras, la primera mujer matriculada en Letras en esa Universidad lo hizo en 1913. María Moliner lo hizo en el curso 1918-19 Hay que recordar que el permiso oficial del acceso de las mujeres a la Universidad fue en 1910, podemos decirse con justicia que María Pilar Lamarque fue una pionera entre las mujeres universitarias que cursan una carrera de una manera oficial.   

antes de acaba la carrera en 1920, se incorporó al Estudio de Filología Aragonesa, EFA, un proyecto creado en 1915 por el profesor Moneva, a semejanza del Instituto de Estudios Catalanes, la Academia Gallega o la Sociedad de Estudios Vascos, que bajo el patrocinio de la Diputación de Aragón potenciaba la el estudio de lexicográfica aragonesa para la confección del Diccionario Aragonés.  En EFA compartieron la pasión filológica María Pilar Lamarque y María y Matilde Moliner. En febrero de 1922 se presentan Lamarque y también María Moliner a una oposición al Cuerpo de Facultativos de Archivos, Bibliotecarios y Arqueólogos, e ingresan en el cuerpo, como funcionarias oficiales de tercer grado. Moliner consigue plaza, al ser de los siete primeros en calificaciones; Lamarque aprueba sin plaza. Desde 1922 se queda en Madrid, hace prácticas en el Archivo Histórico Nacional y se aloja en la Residencia de Señoritas. A través de esos contactos conoce da Eulogio Varela Hervías, archivero en el Archivo Municipal de Madrid.

 En agosto de 1924 participó como profesora en las Colonias Escolares de Vacaciones, que organizaba la Corporación de Antiguos alumnos de la ILE. Las Colonias, organizadas a través del Museo Pedagógico Nacional eran una iniciativa de Manuel Bartolomé Cossío destinadas a niños con familias sin recursos; tenían un carácter higiénico y educativo. Lamarque lo hace en la XLII y XLIII con compañeros como Fernando de las Ríos, Graco Marsá y Teresa Fajardo. En marzo de 1925 Pidió Lamarque la expedición de su título de Licenciada y al año siguiente tomó posesión de su plaza de archivera en la Coruña.  Fue destinada al archivo General de Galicia. Nuevamente fue funcionaria supernumeraria ilimitada y siguió viviendo y trabajando en Madrid. Formaba parte de la prestigiosa clase intelectual.  

Eulogio Varela Hervías era archivero, trabajaba en el Archivo Municipal de Madrid; fue también profesor de Arte de la ILE, era hijo del pintor modernista y escritor, Herminio Varela Sartorios. Se casaron en la iglesia de la Asunción de Cascante, el 4-7-1926. El día del Carmen de 1927 nació en Cascante su primera hija, a la que le ponen de nombre María del Pilar. Las estancias veraniegas del matrimonio con Cascante debieron ser habituales, pues personas que los conocieron en esa época me explicaron que Eulogio Varela en las épocas de vacaciones cascantinas se preocupó de trazar mapas de los posibles yacimientos romanos de la localidad, pagando a sus expensas a los informadores y ayudantes. Nos ha sido imposible localizar los documentos, lo cual es penoso ya que Varela Hervías fue versado y meticuloso escritor, con publicaciones de Arte y del patrimonio de Madrid

En 1928, María Pilar Lamarque ascendió a funcionaria de primera clase, y fue funcionaria supernumeraria ilimitada. Se quedó residiendo en Madrid.   Su vocación bibliófila y su amor a los libros se extiende a la infancia. En mayo de 1933 organizó con otras tres bibliotecarias, Juanita Capdeville, Enriqueta Martín, Juanita Quílez la Primera Exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid de Bibliotecas infantiles. Las cuatro mujeres organizadoras formaban parte de la Asociación de Bibliotecarios y Amigos del Libro, institución creada en otoño de 1934 y desde 1932  formaban parte del Seminario de Biblioteconomía que tenía la sede en la Biblioteca de la Universidad.  Se consideró el primer paso para una orientación de las bibliotecas para niños y una campaña a favor del libro que buscaba la consolidación de la mejor literatura infantil. Su presencia pública iba en aumento.

 En el verano de 1933 fue una de las viajeras en el Crucero por el Mediterráneo que organizó la Facultad de Letras de la Universidad Central de Madrid a iniciativa de su decano García Morente. Formaban el pasaje 200 pasajeros entre los que se encontraban Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, Manuel Gómez Moreno o Juan Zaragüeta y estudiantes como Isabel García Lorca, Fernando Chueca Goitia, Guillermo Díaz Plaja, Emilio Garrigues Díaz Cañabate, Enrique Lafuente Ferrari o Gonzalo Menéndez Pidal. En el crucero el director de la Biblioteca Universitaria Javier Lasso de la Vega, María Pilar Lamarque de Varela que figura como archivera y la también bibliotecaria Juanita Quílez. En 1934 se constituye legalmente la Sociedad para el Fomento de Bibliotecas, Archivos y Museos ABBE de la que Lamarque forma parte en nombre de la Biblioteca Nacional.

En 1935 asiste al Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía, con discurso inaugural de Ortega y Gasset donde se presentan ponencias sobre las bibliotecas populares, entre las ponentes a Gabriela Mistral y María Moliner. La marque era vocal de la Junta directiva.

 En 1936, durante la guerra civil presta adhesión al bando nacional en septiembre de 1936 en Pontevedra y desarrolla sus actividades como facultativa de la Biblioteca Provincial en Pontevedra, posteriormente se encuentra en Zaragoza en el Archivo de la Audiencia y en la Universidad de Zaragoza. Sufre como funcionaria un proceso de depuración en 1938 sin consecuencias negativas y posteriormente un segundo, ambos expedientes custodiados en la biblioteca nacional. Recurre a la ayuda de Javier Lasso de la Vega, ante la postura reticente de Ángela Lapuerta, directora del Instituto Femenino Miguel Servet de Zaragoza donde se la destinó. 

No sufre baja en el escalafón y continúa su carrera como Bibliotecaria en Zaragoza, Castilla, Andalucía y finalmente en 1965 vuelve finalmente destinada a la Biblioteca Nacional de Madrid

No hay comentarios:

Publicar un comentario