ROMANCE DE LAS TRES MORICAS
Yo soy las tres moricas de Jaén y también la cristiana que las
canta.
Soy la mujer hebrea que entremezcla en mi lengua y su lengua estribillos de jarcha.
Yo soy en quien se inspiran los poetas y escriben en mi nombre sus cantigas de amigo.
Soy en París Alda de Don Roldán y en la Castilla del romancero soy Jimena y las hijas del Cid.
Soy la mujer que escriben los demás, que me escriben.
Pero soy también Wallada la princesa Omeya que habla de amor y de sexo, la que dice tacos y que no se avergüenza.
Y Eloisa, la que escribe cartas de pasión y de filosofía, la se enfrenta y ama.
Soy la belleza de lo que se idealiza y la mudez del que no sabe que su destino es hablar y cantar y trasmitir y obrar. Soy la audacia de los que lo lograron.
Soy la música que empieza a sonar y que se continúa
Soy la mujer hebrea que entremezcla en mi lengua y su lengua estribillos de jarcha.
Yo soy en quien se inspiran los poetas y escriben en mi nombre sus cantigas de amigo.
Soy en París Alda de Don Roldán y en la Castilla del romancero soy Jimena y las hijas del Cid.
Soy la mujer que escriben los demás, que me escriben.
Pero soy también Wallada la princesa Omeya que habla de amor y de sexo, la que dice tacos y que no se avergüenza.
Y Eloisa, la que escribe cartas de pasión y de filosofía, la se enfrenta y ama.
Soy la belleza de lo que se idealiza y la mudez del que no sabe que su destino es hablar y cantar y trasmitir y obrar. Soy la audacia de los que lo lograron.
Soy la música que empieza a sonar y que se continúa
TEXTO DE ISABEL GALINDO
Me llaman “La latina” Y eso soy, maestra y latinista. Heredé de
mi padre la cercanía a la lengua latina, pues éramos de ascendencia
italiana.
Aproveché mi nacimiento (1465) en la ciudad del Tormes, Salamanca, para envidiar la suerte de aquellos que pasaban delante de mi puerta hacia la Universidad, pero no parecía que fuera mi destino, y bien que lo intentaba frecuentando conventos y casas con mi pasión: Los libros.
Sentía la llamada a la vida de convento, pero era escasa mi dote. Cambió mi suerte cuando mi Señora, La Reina Doña Isabel, me llamó a la Corte para que fuera maestra de sus hijas Isabel, Juana y el hijo, el llorado Don Juan, el futuro rey, aunque murió de amor y no llegó a serlo. Después lo fui de Catalina y de María.
Aproveché mi nacimiento (1465) en la ciudad del Tormes, Salamanca, para envidiar la suerte de aquellos que pasaban delante de mi puerta hacia la Universidad, pero no parecía que fuera mi destino, y bien que lo intentaba frecuentando conventos y casas con mi pasión: Los libros.
Sentía la llamada a la vida de convento, pero era escasa mi dote. Cambió mi suerte cuando mi Señora, La Reina Doña Isabel, me llamó a la Corte para que fuera maestra de sus hijas Isabel, Juana y el hijo, el llorado Don Juan, el futuro rey, aunque murió de amor y no llegó a serlo. Después lo fui de Catalina y de María.
Quiso la Soberana que fuese maestra de sus hijos y eso fui, también su consejera
inseparable. Ella buscó que yo me desposara y me casó con uno de los
más audaces y bravos de sus artilleros, Don Francisco Ramirez de
Orella, Ramirez de Madrid, "el artillero". La Reina me dotó ricamente. Era mi esposo viudo y añoso, pero la gloria militar había
acompañado su carrera, y pensó así la Reina engrandecerme. Casé
el día de la epifanía de 1491.
En 1492 acompañé a los reyes en la Toma de Granada a entrar en La Alhambra !Que valor en la lucha y la reconquista de mi ilustre artillero!. Los Reyes lo dotadon de honores y de hacienda. Nadie me dijo entonces que mi nombre sobreviviría al suyo; que la historia grabaría mi nombre, Beatriz Galindo y lo pregonaría después un barrio entero “La Latina” en Madrid; que figuraría en lugar primerísimo en nuestra historia de mujeres ilustres.
Fui maestra de reinas; esposa de guerrero y notario; madre de Juan y de Ruflo.
Hoy, tras 19 años de fiel compañía, acompaño en su lecho de muerte a mi Reina. Mi alumna, su heredera Doña Juana está ausente, y ausentes sus sentidos. La Reina está angustiada por su enajenación, aunque confía en Dios y en don Fernando. Pide Doña Isabel en su testamento humilde sepultura en el suelo en el Convento de San Francisco de Granada. El Cardenal Cisneros que la escucha así lo habrá dispuesto..
En 1492 acompañé a los reyes en la Toma de Granada a entrar en La Alhambra !Que valor en la lucha y la reconquista de mi ilustre artillero!. Los Reyes lo dotadon de honores y de hacienda. Nadie me dijo entonces que mi nombre sobreviviría al suyo; que la historia grabaría mi nombre, Beatriz Galindo y lo pregonaría después un barrio entero “La Latina” en Madrid; que figuraría en lugar primerísimo en nuestra historia de mujeres ilustres.
Fui maestra de reinas; esposa de guerrero y notario; madre de Juan y de Ruflo.
Hoy, tras 19 años de fiel compañía, acompaño en su lecho de muerte a mi Reina. Mi alumna, su heredera Doña Juana está ausente, y ausentes sus sentidos. La Reina está angustiada por su enajenación, aunque confía en Dios y en don Fernando. Pide Doña Isabel en su testamento humilde sepultura en el suelo en el Convento de San Francisco de Granada. El Cardenal Cisneros que la escucha así lo habrá dispuesto..
EMILIA PARDO BAZAN
También a mí me quedó corto el
papel asignado. Mi padre era conde y yo heredé su título: Condesa. Pero por propios méritos Alfonso XII me concedió otro título, me
lo gané. Aristócrata y adinerada, era de mi familia el Pazo de
Meirás. Tuve en mi mano todo lo que la sociedad de la época me
podía otorgar, pero no me bastaba, todo era poco para aprender, yo
quería mas luz . Era mi familia de gustos avanzados y nunca me
negaron la instrucción, aunque nunca fue oficial pues las mujeres no
podíamos cursar estudios secundarios. Mi padre me ayudó a crecer pues
fomentó mi gusto por la lectura. Aprendí en un colegio francés y
con preceptores privados. Amaba apasionadamente la lectura y escribí
mucho, pasaría a la literatura como novelista, periodista y ensayista.
Me casé a los 19 años y tuve dos hijos Jaime y Blanca. Era, como indican los nombres de mis hijos, monárquica carlista. Ejercité mi pluma como primera corresponsal en la prensa extranjera, porque mi educación fue exquisita; sabía idiomas, viajé por todo el mundo y introduje en España el estilo francés: El Naturalismo.
Mi marido me pidió que dejara de escribir, estaba avergonzado por las críticas. Me separé y seguí combatiendo; de igual a igual, con la pluma, con la inteligencia frente a todos los prebostes y ellos me denigraron negándome por tres veces la entrada a la Academia de la Lengua ¿Enemigos? todos, como José María de Pereda, tan insulso. Juzgaban además mi conducta escandalosa , a lo mejor por ello, y aunque yo me creí su amiga, no me apoyaron los de la Institución Libre de Enseñanza. Colaboré con un navarro guapo, José Lázaro Galdiáno, en lanzar una revista y las publicaciones “La España moderna” y, entre los mejores cerebros mundiales, publiqué a Concepción Arenal. Era él un inteligente y avanzado navarro de Beire, editor y gran coleccionista.
Pero mi Benitiño se ponía celoso. Mi dulce Benitiño, tan canario.
Fui nombrada catedrática de Literaturas Neolatinas de la Universidad Central, pero me boicotearon – solo vino un alumno- tuve que retirarme. Me enfadaron, pero alcé la cabeza, nadie me humilla a mi. No tuve opción a ejercitar la cátedra, pero no desistí. Fui la primera mujer que discursé y dirigí la sección de Literatura del Ateneo de Madrid , fundé en 1992 la Biblioteca de la mujer. Luché en todos los frentes. La lucha debía de estar centrada en la educación Presenté , como Concepción Arenal una ponencia en el Congreso pedagógico de 1892
Me casé a los 19 años y tuve dos hijos Jaime y Blanca. Era, como indican los nombres de mis hijos, monárquica carlista. Ejercité mi pluma como primera corresponsal en la prensa extranjera, porque mi educación fue exquisita; sabía idiomas, viajé por todo el mundo y introduje en España el estilo francés: El Naturalismo.
Mi marido me pidió que dejara de escribir, estaba avergonzado por las críticas. Me separé y seguí combatiendo; de igual a igual, con la pluma, con la inteligencia frente a todos los prebostes y ellos me denigraron negándome por tres veces la entrada a la Academia de la Lengua ¿Enemigos? todos, como José María de Pereda, tan insulso. Juzgaban además mi conducta escandalosa , a lo mejor por ello, y aunque yo me creí su amiga, no me apoyaron los de la Institución Libre de Enseñanza. Colaboré con un navarro guapo, José Lázaro Galdiáno, en lanzar una revista y las publicaciones “La España moderna” y, entre los mejores cerebros mundiales, publiqué a Concepción Arenal. Era él un inteligente y avanzado navarro de Beire, editor y gran coleccionista.
Pero mi Benitiño se ponía celoso. Mi dulce Benitiño, tan canario.
Fui nombrada catedrática de Literaturas Neolatinas de la Universidad Central, pero me boicotearon – solo vino un alumno- tuve que retirarme. Me enfadaron, pero alcé la cabeza, nadie me humilla a mi. No tuve opción a ejercitar la cátedra, pero no desistí. Fui la primera mujer que discursé y dirigí la sección de Literatura del Ateneo de Madrid , fundé en 1992 la Biblioteca de la mujer. Luché en todos los frentes. La lucha debía de estar centrada en la educación Presenté , como Concepción Arenal una ponencia en el Congreso pedagógico de 1892
Creo que sí, que aquello resultó, aunque sea para abrir una brecha
en el conservadurismo misógino de mis contemporáneos. Aquellos que
juzgaban mi conducta poco recomendable - y eso que me sabían monárquica,
católica. Les fastidiaba que fuera inteligente. Lo que no deseaban
es que las mujeres compitieran con ellos Yo era demasiada mujer y
demasiado culta para esos pacatos. La historia los olvidó y no a mí.
Pero ahora estáis aquí, mujeres. La educación llegó. Todas hemos ganado, yo sé que hemos vencido.
Pero ahora estáis aquí, mujeres. La educación llegó. Todas hemos ganado, yo sé que hemos vencido.
De "Mujeres Escritoras", textos teatrales para la Asociación de Mujeres Candela de Cascante
http://fueronuntiempo.blogspot.com.es/