lunes, 27 de septiembre de 2021

 


FERIA DEL LIBRO EN GRANADA: Lástima estar tan lejos, nunca me la perdía. Allí encontraba joyas de pequeñas editoriales que aquí no llegan, temas sugerentes de una ciudad en la que se resume parte de la Historia- y también de la Historia literaria actual de España. Este año en la feria "La Noche de la tres Sultanas" De Miguel Javer Deán Guelbenzu", publicada en 2020, ya va por la segunda edición

Aixa, Zorayda y Moraima, tres mujeres relacionadas entre si, pero rivales, tres sultanas, hipotéticamente se encuentran una noche en Mondujar. Anovelada historia donde Miguel Javier Deán basa su documentada historia para hablar la de una Historia real, la historia de la entrega de Granada a los Reyes Católicos.

Miguel Javier Deán Guelbenzu se dice a sí mismo granaíno por vocación, navarro por familia, madrileño por nacimiento. Coincidimos en mucho. Yo soy navarra por nacimiento y madrileña y granadina por afinidad. Y, por amor y lealtad a las tres, me siento española. Leeré despacio la publicación y subiré mis comentarios

miércoles, 22 de septiembre de 2021

domingo, 19 de septiembre de 2021

PATRIMONIO

 




DÍA DEL PATRIMONIO: Entiendo que afianzar el patrimonio también es poner a la luz los hombres y mujeres y los grupos humanos que lo edificaron. Patrimonio material son sus obras físicas; patrimonio intelectual, sus aportaciones científicas, culturales, laborales o empresariales; patrimonio humano, su propia vida.

Desde la asociación VICUS a cuya junta pertenezco y desde mi propia obra de investigación y seguimiento de personajes, la críticas positiva de sus obras, acercandolas, o de sus pubicaciones, así lo intento. Especial atención me merecen las pioneras mujeres silenciadas.


viernes, 17 de septiembre de 2021

Acercarse al otro y no ser lo mismo que el otro

 


Creo que en el Arte confluyen todas las culturas, pensamientos y sensibilidades, que es bueno verlo todo, por ejemplo todo el teatro, el griego, el clásico, el contemporáneo., digo hoy que ha muerto Sastre, autor de teatro de combate. Que se puede haber ido a las obras de Sastre, o de Buero, o de Paso. Que se puede amar la obra de Pisaso sin ser comunista o a García Montero; a Dórs, pongo por caso o a Andrés Trapiello. A Pasolini o a Berlanga o a Barden, o a Saura o a Sáez de Heredia. La pluralidad amplia el pensamiento critico. Lo mismo pasa con los amigos, una puede tener una amiga o amigo abertxale, o del opus, o cura o de derechas o de izquierdas o nacionalista o de nada. Ser amigo o intentarlo significa buscar el compartir , entender, acercarse al otro y no ser lo mismo que el otro


jueves, 16 de septiembre de 2021

JULIA GUERRA, POETA

 


Es buena hora el otoño para dejar caer las hojas. Quizá las personas, como los arboles dejamos caer al viento nuestros papeles viejos, no para que mueran sino para salvarnos, unos se van y otros se quedan en las nubes. O quizá, como dice el dicho: ”En el tiempo de la berenjena, a la mujer se le cae el melena” pero luego renace, digo yo. Siempre el otoño, no sé bien por qué, es algo melancólico, tiempo de hacer balance, o quizá propósitos.Todavía hay sol, pero ya se asoman las lluvias. Renovando papeles me encuentro con el recorte del obituario de Julia 3-3-2008 y lo lanzo al viento de internet porque quiero que vuele.

JULIA GUERRA LACUNZA, POETA, Pamplona 1953-Algeciras, 2008

Querida Julia Guerra:

 ¿Te acuerdas? Tú y yo como Daoiz y Velarde, como dos heroínas de la Guerra de la Independencia versión navarra. Durante un periodo corto siempre juntas. Nos querían así, fuera de los círculos para que no molestáramos mucho y se inventaron que nosotras íbamos de poetas de mujeres, que era una forma insidiosa de alejarnos de la pomada. No nos importó mucho. Tal vez ganó Pamplona, que escuchó nuestras voces a dos voces, la tuya fresca y protestona, musa del casco antiguo, mujer de revistas literarias de nuevo cuño, de una Pamiela que quiso ser de la movida pamplonesa y música pop o como se llamara aquello que se perdió, como nosotras, en el tiempo. Yo escribía en Río Arga.

Ganamos la batalla feroz de nuestra independencia, y supimos también leer y estar en recitales y antologías navarras madrileñas o vascas y asistir con poetas punteros. Aberztale tú, yo navarrista, y qué poco importaba la ideología para hablar de amistad y de versos medidos, como a mi me gustaban, o de poemas rotos como tú los leías con tu flequillo en punta. Fuiste tú la que me acercaste a la celebración del día la Mujer en su ocho de marzo, porque tú eras activa feminista y mujer trabajadora, casi desde adolescente, y te gustaba arrimar el hombro a las causas perdidas, aún ganadas. Siempre fui luchadora ¿Ganamos o perdimos?

Eras inasequible al desaliento, guerrillera de las causas humanitarias, como cuando te dio por irte a Cuba a conocer a un cubano con el que te comprometiste y te casaste solamente por sacarlo de Cuba, con el acuerdo mutuo de descasarse al llegar a España. Entonces me decías- lista que eras-el desencanto triste de la revolución comunista. Lo curioso de ti era tu poca pose, en esta tierra nuestra donde van de divinos los de siempre, o sea los que nunca, cuando la historia acabe, figurarán en una buena antología literaria.

¿Qué decirte? Todos tus compañeros de Aranzadi te querían y hasta tu jefe asistía a tus recitales, porque tú le dedicaste un poemario a su hija muerta, o a otros muertos, perdedores al fin de esta terrible cotidiana batalla. Yo también te quería. A mi me sorprendías. Me gustaban tus libros porque parecían sencillos, pero eran abiertos a otra dimensión, como los buenos libros de versos llenos de sentidos ocultos e innombrables.

Hoy leo la noticia de tu muerte y de los giros que quisiste en tu vida, entre las dos orillas, entre vida y muerte, entre África y España, entre Pamplona e Iruña, entre niña del segundo ensanche o locutora de radios en conflictos. Tampoco en esa orilla de la línea parece que olvidaste tu oficio  ni quién eras. Y te imagino igual, dándole a la cabeza y a las risas, al lado del sentir solidario y contagioso.

Y pienso en ti, en que te vas y te recuerdo. Será el ocho de marzo y yo te escribo, por los días que estábamos, como heroínas de no sé qué causa, unidas.

Ahora que están de moda las escritoras y han conseguido algunos biempensantes dividirnos por géneros. Te escribo, querida y recordada Julia Guerra, poeta, ciudadana, mujer trabajadora, escritora veraz, amiga mía: Adiós. Descansa en paz. Descansa

BRUMAS DE OTOÑO


CON la luz en los ojos
y el viejo cuerpo escribirás tu historia.
No habrá en ella leyendas fantasmales,
sino brumas de otoño
que trazaron mil vientos, mil auroras.
y ¿dónde estaré yo?
y ¿dónde las palabras
que te escribí .en un libro aquella tarde?
¿Nos quedará aún aliento para seguir luchando,
para exigirle al hombre que cambie en sus raíces?
Acaso no acertemos...
y quizás las arrugas, sorpresa cotidiana,
destrocen la energía
que nuestros corazones han vivido...
y nos preguntaremos, huidizos al tiempo,
por qué,
aún,
todavía
no encontramos respuesta,
y nos morimos.

De Cárcel de la memoria

lunes, 6 de septiembre de 2021

CALISTO ORDUNA ABADÍA, BOTICARIO, BOTÁNICO Y HORTELANO INDUSTRIOSO


 Doctor en Farmacia, condecorado con la Cruz de Beneficencia, Medalla de Oro del Ayuntamiento de Cascante. Socio correspondiente del Real Colegio de Farmacia de Madrid, del Instituto Farmacéutico Aragonés y la Sociedad Española de Higiene. Merecedor de dos Medallas de Plata en la exposición de Navarra en 1880, dos medallas de plata en la Aragón y una mención honorífica en la Exposición Universal de París

 Nacido en Fitero el 14-X-1826[1], hijo del farmacéutico de Fitero. Huérfano a los ocho años, conoce privaciones ya que no se aviene con el sucesor que, después de años de cambios e interinidad, se hizo cargo de la farmacia paterna al casarse con su única hermana. Escaso de medios económicos, se marchó de Fitero a Tudela para matricularse en el Instituto, cursando un primer curso de Filosofía. Buscó mejorar su posición y se trasladó a Zaragoza, donde perfeccionó la práctica farmacéutica en una farmacia, lo que le permitió terminar el bachillerato con sobresaliente. Cursó además Historia Natural y Química. Su primera vocación fue la médico, pero desde el año anterior no se podía estudiarla la carrera de Medicina en Zaragoza. Su amigo el farmacéutico zaragozano Ángel Bazán[2] le colocó en una farmacia en Barcelona y en su Universidad cursó la carrera de Farmacia iniciándola en 1844-45 y terminándola en 1849[3] Hombre humanista, debió también estar dotado para las letras. De su pluma amena y chispeante recojo los datos que da Calisto Orduna sobre sí mismo y que se recogen en “El Semanario Farmacéutico”[4] que retoma de  Semblanzas y perfiles”, 21 septiembre 1890, Año XVIIICuenta que escribió en el periódico El Restaurador Farmacéutico en contra de las tesis del profesor, Fons pero que éste no le guardó rencor y le dio un sobresaliente. Narra con humildad y gracejo que fue esta época estudiantil ya desde Zaragoza cuando ejerció casi de literato, fomentado por el cátedro Calvo Asensio[5], y que escribió en todos los periódicos políticos y literarios que se publicaban, un tiempo de "orgía intelectual" que le llevó a polemizar en prosa y en verso con literatos como Mané y Flaquer, pero cuenta que acabó quemando sus versos y solamente conservó, a petición reiterada de Calvo Asensio, un “Juicio Farmacéutico del año” escrito en octosílabos, con el que se despidió como vate. Aunque, dice con humor, que dio consejos poéticos al fosforero Lizarbe, que presentó sus fósforos y bujías en la exposición de 1857 sobre sus malas quintillas en las cajas de fósforos cascantinos. Estas consideraciones jocosas hablando de su propia vida mostraban a un hombre nada petulante que era capaz de reírse de sí mismo.

 La Universidad de Barcelona conserva su expediente académico, del que forma parte el Discurso pronunciado en noviembre de 1851 al acabar la carrera: "De la Farmacia". En 10 páginas manuscritas, Calisto Orduna reivindica la Ciencia Farmacéutica como una reunión de conocimientos de Química, Física y Ciencias Naturales, afirma que es la Farmacia una ciencia independiente de la Medicina y que, como tal, mantenía su órbita propia. Afirma creer  en la ilustración y el progreso, recomienda la modernización de los medios, la creación de escuelas donde se enseñe las Ciencias Naturales y acaba rindiendo reconocimiento a todos los ilustres farmacéuticos que le precedieron.[6] Acabada la carrera, vuelve a Navarra y hace prácticas en 1950 en la farmacia de Fitero, pero el 2 de septiembre de 1851 debió trasladarse a Cascante, ya que, a la muerte del farmacéutico de Cascante, Pedro Urbasos, regentó su farmacia, siendo en 1851 el único farmacéutico de la localidad. Figura en el censo municipal en el archivo municipal cascantino como soltero residente en la casa de la viuda de Urbasos. El 9 de julio de 1852 se casó con Margarita Urbasos Íñigo, hija del farmacéutico difunto, en la Iglesia de la Asunción de Cascante[7]. Constaba en el patrón domiciliado en la Plaza de la Constitución Nº2, actual Plaza de los Fueros, la misma casa hoy de su bisnieta la también farmacéutica María Pilar Lapuerta, contigua a la farmacia de Ana y Marta Algerich, hijas de María Pilar[8]. En 1854 la Junta de Beneficencia le ordenó que se proveyese de medicinas por caso que la ciudad fuera invadida por la epidemia de cólera, como así fue.  De su carácter filantrópico deja constancia el Ayuntamiento de Cascante al darle las gracias por haber renunciado a favor de las arcas municipales de los 157 reales de vellón que se le debían por haber suministrado a los pobres medicamentos durante la pandemia[9]. Calisto Orduña quiso con su vida y conducta dignificar la Farmacia y sus profesionales. En las declaraciones del citado artículo del “Semanario Farmacéutico” en que nos venimos apoyando, en la entrevista que firma en Siboni [10], afirma

He arrimado el hombro a mi clase, he procurado enardecerla; mi inteligencia y mi bolsillo siempre estuvieron a su servicio; pero amagos desengaños, cosechados en mi larga vía expiatoria, y hoy a nada ]aspiro sino a vivir en santa calma los pocos años que me restan de existencia, y a rogar, mientras aliente, porque alumbren los oscuros horizontes de la farmacia nacional”[11]

Botánico ilustrado, perteneció a Orduna la actual huerta de los Lapuerta, Los Tilos, llamado entonces “la Huerta del boticario", situada en la carretera y la actual calle que lleva su nombre en Cascante. En 1857 la cercó y la dedicó a cultivos medicinales y experimentos botánicos con todo tipo de flores, hojas y semillas que generosamente regalaba a los científicos que se las pidieron. De esa época se conserva un tilo que todavía queda en pie, aunque existieron dos ejemplares al menos hasta los años 70, así como también un frondoso laurel

El 16 abril de 1861, enviudado de Margarita Urbasos, se casó con Anastasia de Allo y Urbasos en la Iglesia de la Asunción de Cascante[12].  Amante de la familia y buen y leal amigo de sus amigos, ciudadano ejemplar, tenía como aficiones la música y la horticultura. Sus inquietudes intelectuales siempre abarcaron más que su profesión y Estaba suscrito a revistas y publicaciones científicas y otras publicaciones como Semanario Cristiano"; Diccionario Geográfico", "La Moda elegante-"- "La Ilustración Española y Americana", entre otras.  Científico, nunca abandonó los estudios, y siguió como boticario desde Cascante manteniendo una gran actividad intelectual con laboriosidad perseverante; y en 1866 se doctoró en Madrid con una tesis con un tema puntero, dado las infecciones y amputaciones y bajas causadas por las heridas de guerra. Su tesis fue publicada y se conserva en la Facultad de Medicina de la Universidad Central y en las bibliotecas de las principales universidades europeas, Oxford y Lisboa. Puede leerse íntegramente en internet[13]. Está dedicado al muy Ilustre Ayuntamiento de Cascante como prueba de Consideración y Respeto:

De la Desinfección y medios de lograrla. La Química satisface en ese punto de un modo completo las aspiraciones y necesidades higiénico médicas?" Discurso leído en la Universidad Central por D. Calisto Orduna Abadía, Caballero de la Orden civil de Beneficencia, e individuo de varias corporaciones científicas, en el solemne acto de recibir la investidura de Doctor Académico en la Facultad de Farmacia".

Sin embargo, la generosidad del boticario no parece que fuera correspondida por sus colegas boticarios, ya que en 1871 un aguaducho del río Queiles se llevó en sus aguas, semillas plantas y flores de la huerta y no parece, se queja Orduna, que sus compañeros de profesión le correspondiesen con la misma generosidad mandándole ejemplares de lo perdido, pues afirma que sólo Bazán y Chiarlone[14], le enviaron semillas. Poco rencoso, Orduna, recuperado, vuelve a ofrecer sus semillas a los colegas.[14]

Industrioso y hombre práctico, y utilizó sus conocimientos agrícolas para expandir el progreso y crear riqueza. Emprendió pequeñas industrias agrícolas de vinos, aceites, destilaciones de anises y licores, de frutos secos, jaleas, siropes, manzanilla, laurel y tila documentando sus experiencias en    nuevas publicaciones. En 1870 publica Cuatro palabras sobre agricultura y ligeras indicaciones acerca de pequeñas industrias agrícolas, memoria premiada en el concurso provincial de Zaragoza.  El texto, luego editado había sido publicado en la revista “La Ilustración Española y Americana, XXXVII, 23, 11,1866. 

Consiguió con sus productos de industria agrícola dos Medallas de Plata en la exposición de Navarra en 1880, dos Medallas de plata en la Aragón y una Mención Honorífica en la Exposición Universal de París. De 1880 es una nueva publicación en la que el industrioso boticario explica sus avances y la posible trasformación de la agricultura en pequeñas fábricas rentables, y oportunas : Ratos de ócio aplicados á la práctica de pequeñas industrias agrícolas dedicados á la Excma. Diputación de Navarra / por Calisto Orduna Abadía,  

 Si la palabra no estuviera alejada del contexto podríamos hablar de sus avances de agricultura e industria "ecológica"; estaba preocupado por activar industrias agrícolas en la zona para hacer rentable la agricultura. Entre sus industrias agrícolas, Jarabe de Chordón,vino generosos dulce y seco, aceite de oliva, manzanilla ( flor)  flor de malva, flor de malva, opio español, cantáridas y adormideras, Se recoge ésta información en el "Seminario Farmacéutico" nº 45[2] con comentarios  a propósito de la Exposición Farmacéutica Nacional.

Perteneció a una generación de hombres estudiosos y al mismo tiempo prácticos y avanzados, cívicos, filantrópicos y amantes de la naturaleza. Desde la humilde farmacia de un boticario del siglo XIX sus ideas de botánica y agricultura aplicada le hicieron ser pionero y constituyeron una avanzadilla del S. XXI. Porque en su rebotica manaban las ideas y los avances Calisto Orduna tenía el espíritu de un "amigo del País", ya que no solo quería el progreso sino hacerlo rentable y ponerlo al servicio de todos, de ahí el empeño en que la Diputación de Navarra le atendiera. Repartió por los ayuntamientos de los pueblos su estudio: "Memorias sobre la agricultura"

No estaría mal que en la "Semana de la Verdura" se le recordase

Ciudadano ejemplar, sus ocupaciones y actividades no le impidieron participar en la vida municipal, así en 1875, tras la proclamación de Alfonso XII, siendo en del Concejo, D. Manuel Bellido y Sánchez de Arquíñigo, fue teniente de alcalde del Ayuntamiento.

José Javier Uranga le rememora en “Homenaje a las verduras” en un artículo publicado en Diario de Navarra en la sección “El gallo de san Cernin , 5 de agosto de 1883. El artículo de Uranga, que reproduce parte del folleto de Orduna, publicado en 1880, nos cuenta que el buen boticario se proponía celebrar con prensa y amigos  un banquete, teniendo como comida, bebida, postre, café, copa y puro e incluso la vajilla , hechos exclusivamente con los productos de su huerta, banquete el que no iban a faltar el cordero, palomas y gallinas - criados con verduras y cereales de la huerta- ni tampoco los moluscos (imaginamos que caracoles) el trigo para el pan, el lino transformado en manteles y servilletas, cubiertos tallados con madera de tilo y vajilla hecha de calabazas debidamente impermeabilizadas. Elaboró los vinos, el aceite, el vinagre, el aguardiente anisado con anís de la huerta, el azúcar de la remolacha, el café de achicoria y hasta tabaco. Todo estaba a punto, pero la invitación no se llevó a efecto por la desmoralización que le produjo la muerte prematura en 1876 de su único hijo varón, Lorenzo,[17] estudiante en Zaragoza, a la edad de quince años.

En 1883 fue agraciado con el nombramiento de Farmacéutico de la Real Casa y tuvo el privilegio de poder poner usar las armas reales en el establecimiento. Era en 1889 el sexto mayor contribuyente cascantino por sus propiedades territoriales. Miembro destacado del Consejo Farmacéutico español, subscritor del Seminario Farmacéutico desde el primer momento, afirma, en el artículo citado del “Semanario Farmacéutico” citado, que su vida ha sido dedicada a enardecer la profesión farmacéutica arrimando el hombro; que su inteligencia y su bolsillo siempre estuvieron a ese servicio profesional de dignificar la profesión. Cuando hace esas declaraciones a Pardo Bartolini[18] en “Semblanzas y perfiles y que recoge Farmacia española en septiembre de 1890, el farmacéutico cascantino ya a nada aspira sino a vivir en calma, la muerte del único hijo varón en plena juventud había llenado al padre de desconsuelo. Los desengaños, dice “han ido deshojando la espléndida flor de mis ideales. 

Calisto Orduna Abadía murió en Cascante el 24, julio, 1890.Un acta municipal refleja su muerte [19] Está enterrado en el cementerio de Cascante. La revista "Semanario Farmaceutico " publica el un sentido obituario a su muerte en el nº 55 de la revista el 21 septiembre de 1890.Un nuevo Obituario fue publicado en la revista Seminario Farmaceútico 7, agosto, 1890,

La Farmacia de Calisto Orduna Abadía permanecería en la familia. Pasaría a su hija Maria Jesús Orduna y Allo que casó con el farmacéutico Joaquín Jacinto Mª Loste y Torres y casaría, ya viuda, con el también farmacéutico Juan Lapuerta Asín [20]. 

 

 


[1] FERMANDEZ MARCO, J. I. Cascante, Ciudad de la Rivera, T III, p 450

[2] Ángel Bazán Auded, (Almudévar 1826- Zaragoza 1891) Destacó como analista de productos alimentarios. Primer farmacéutico que instaló un laboratorio para hacer prácticas de bromatología

[3]“https://issuu.com/universitatbarcelona_ahistoric/docs/examen_calixto_orduna_abadia_1677ac70597117

[4] Semanario Farmacéutico”, n. 55 p.435 ss. Declaraciones de Calisto Orduna que recoge la revista. De Semblanzas y Perfiles, entrevista de Luis Siboni, A Orduaa . Tabani, originario de Murcia, era farmacéutico y periodista (1841-1926) Todas las declaraciones de Orduna, hablando de si mismo, destilan humor y chispa, son divertidas y nada pedantes y de buen estilo literario

Ibidem, p. 436

[5] Pedro Calvo Asensio (Mota del Marqués 1821- Madrid, 1863) Político, farmacéutico, periodista y dramaturgo español, fundador de la revista “El restaurador farmacéutico”     

[6]https://issuu.com/universitatbarcelona_ahistoric/docs/examen_calixto_orduna_abadia_1677ac70597117

[7] Archivo Diocesano de Navarra, Diócesis de Tudela, Parroquia de la Asunción de Cascante, libro de Matrimonios.

[8] FERNANDEZ MARCO, OP. Cit. p.219

[9] A.M. C: Acuerdos Data, 27, octubre, 1855

[10] Semanario Farmacéutico, nº.51, Luis Siboni “Semblanzas y perfiles”, 21 septiembre 1890, Año XVIII, Declaraciones de Orduna, p.635.                                                                                   

[11] “ibidem p 367

[12] Archivo Diocesano de Navarra, Diócesis de Tudela, Parroquia de la Asunción de Cascante, Libro de Matrimonios.

[13] https://www.amazon.es/Discurso-Leido-En-Universidad-Central/dp/1167326512

[14] Quintín Chiarlone (Madrid,1814- 18 74) Farmacéutico, vicepresidente del colegio de Farmacéuticos de Madrid, historiador de la Farmacia, enólogo, periodista y miembro de la Real Academia Nacional de Medicina.

[15] Seminario Farmacéutico, nº55, .

[16] Diario de Navarra, 5-5-1973

[17] El nombre de su hijo es información que debo a la cortesía de su sucesora Pilar Lapuerta Ramos.

[18] Manuel Pardo Bartolini, Farmaceútico liberal, director del Instituto Farmaceútico Agonés y catedrático de Ciencias Naturales de la Universidad Literaria.                                                                                                                                            

[19]  AMC, Data. Cascante, 9 agosto, 1890

[20] Archivo Diocesano de Navarra, Diócesis de Tudela, Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Cascante, 28 – octubre 1896

   




Bibliografía de Calisto Orduna


 

ORDUNA ABADÍA, C. Ratos de ócio aplicados á la práctica de pequeñas industrias agrícolas dedicados á la Excma. Diputación de Navarra / por Calisto Orduna Abadía.  Pamplona, 1880, Imprenta Provincial, (á cargo de V. Cantera)

 

ORDUNA ABADÍA, C. Cuatro palabras sobre agricultura y ligeras indicaciones acerca de pequeñas industrias agrícolas, memoria premiada en el concurso provincial de Zaragoza. Zaragoza 1870 Editorial Castro

 

ORDUNA ABADÍA, C. Tesis doctoral=De la desinfección y medios de lograrla. La química satisface en este punto de un modo completo las aspiraciones y necesidades higiénico- médicas. Madrid, Imprenta de la Regeneración, 1866; Sig 4D4866 ORD, Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Farmacia. Tesis 1853-1946.

 

 ORDUNA ABADÍA, C. Almanaque universal religioso, mitológico, republicano, zoológico, agrícola, de flora, farmacéutico e higiénico, Zaragoza 1857, Editorial José Bedera

 

 

 





 

sábado, 4 de septiembre de 2021

LOS AÑOS DE PLOMO ( Y III) Muerte de Francisco Berlanga,

 


He elegido un mal día para hablar de cómo afectó el terrorismo a mi familia, ya que hoy inauguran en Tudela la escultura en honor a las víctimas del terrorismo -  con las que me solidarizo-  y puedo parecer oportunista. Quiero afirmar que sé que no soy víctima ni puedo hablar en su nombre, lo que puedo afirmar es soy alguien que intentó cumplir con su deber. Quiero afirmar que no soy protagonista ni lo intento, pero puedo afirmar que aún si alguien pensara que lo soy preferiría antes de callar decir que ayudé con amor y puse toda mi potencia en hacerlo. Quiero afirmar que si hay en estas crónicas demasiados nombres desconocidos para casi todos, es para resaltar el nombre de las personas que fueron solidarias y, en segundo lugar, para dejar constancia de que no hablo por hablar, dejo testigos.

ATENTADO EN LA OFICINA DE LA PLAZA DEL CASTILLO

2 Enero de 1979

Sobre las 10 menos cuarto de la mañana dos agentes de la policía municipal advirtieron que en la oficina de la Plaza del Castillo, n 24, había un paquete sospechoso envuelto en un plástico blanco y avisaron a la policía armada. En la oficina parece que alguno bromeó, pensando que era algún paquete olvidado por alguien, pero Luis Mayor advirtió que se veían cables. Llegó un fuerte contingente de la policía armada. Eran fechas de víspera de Reyes y la Plaza del Castillo está muy concurrida. La masacre, dado que son días donde la gente compra regalos por el centro, pudo ser masiva. Mientras unos policías acordonaban la zona, el cabo artificiero Francisco Berlanga intentó desactivar la bomba y le explotó, la onda expansiva le seccionó los antebrazos, parte de la pierna izquierda y el tórax. Falleció a los pocos momentos de ingresar en el Hospital de Navarra. Tenía 26 años. Dejaba viuda y tres hijos, le faltaba un mes para ser destinado a su lugar de nacimiento, Málaga, donde por las fiestas de Navidad en ese momento se encontraba su familia.

Fernando se enteró en el momento, le llamaron de Pamplona. Un drama. No sé si llamó por teléfono a la viuda del cabo, nada dijo. Las fiestas de Navidad acabaron en sangre. No voy a comparar el dolor de la muerte de un hombre joven con el de mi familia, pues ante aquel horror de esa injusta muerte no hay nada comparable. 

Si quisiera, recordando Patria de Aranburu, pensar en la dureza de algunos curas con respecto a las víctimas, pues nos contaron que paso un sacerdote por el lugar donde Francisco Berlanga agonizada y alguno de los presentes le pidió que le otorgara la extremaunción, pero él se escurrió y pasó de largo. Le siguieron por Carlos III hasta alcanzarlo y le increparon. Respondió que él no creía en esas tonterías. Bien sé que él no era la iglesia, toda la Iglesia, pero cuando leí ·Patria” lo recordé. Cual distinto hubiera sido el papel del terrorismo sin el apoyo social del silencio, del mutismo de los más obligados a dar testimonio de humanidad cristiana hacia el prójimo.

Habíamos pasado unas fiestas de Navidad tranquilas y mis hermanas se habían ido a esquiar en grupo con los Pujalrás, vecinos del sexto. Se enteraron por los periódicos del atentado al hacer el autobús una parada Posiblemente nada comentarían, ya que los vecinos de la casa sabían que estaban con nosotros, pero nada más. Llegaron encogidas y aterradas. Nuevamente la estabilidad familiar se rompía y volvía la angustia y la sensación de acoso, que cada uno vivía a su manera. Mi madre volvía a lamentarse de lo mala que era la gente, Fernando se enfurecía y mis hermanas callaban y estaban tristes, nosotros seguíamos haciendo esfuerzos por consolarlos. No sé si fue esa vez u en otra comida, recuerdo que dije a Fernando que aquello era capaz de acabar con la salud mental de cualquiera que hubiera padecido tanto y que él y mi madre tal vez necesitaran ayuda médica, pero se enfadó mucho y me gritó que él no estaba loco y que los locos éramos nosotros. No volví a decirle nada. Creo que las cosas para él iban de mal en peor y estaba tan herido que no escuchaba a nadie que le contradijera. El atentado en la Plaza del Castillo suponía echar el cierre definitivamente a su actividad económica, por tanto, su ruina.

El acoso económico se había iniciado en agosto de 1978, cuando ETA  colocó una bomba en GANASA, una ganadería situada en Cascante. Dos artefactos similares fueron colocados en instalaciones de dos importantes empresarios textiles de la localidad. Se iniciaba así una persecución contra los intereses económicos y contra su persona. Él estaba convencido que los responsables eran de la localidad..El atentado fue reivindicado por ETA militat. 

Quizá podría contar más cosas minuciosamente, pero no quiero extenderme. Cuando salió en Interviú la noticia de que era falso su secuestro y hablando de la extrema derecha en el que le citaban a él y a otros navarros llamé por teléfono a la revista para protestar e informar, pero me colgaron seguramente porque esperaban insultos y no razones

Por prensa también supimos la noticia de la detención del comando que había entrado en Conde de Rodezno. Por instancias de mi hermano José Javier, periodista, fuimos al Ministerio del Interior a enterarnos. Nos informaron.

Por no contrariar a Fernando, mi marido y yo asistimos a una conferencia que dio en Fuerza Nueva, pese a que, sin ser políticos, estábamos en total desacuerdo con sus puntos de vista. Nos daba pena. A mí la Transición me pareció y me sigue pareciendo prodigiosa.

No todo fue crispación en aquel curso 1978-79, hicimos familia, aunque luego todo cambiara. En Semana Santa nos fuimos todos a Portugal, creo que hicimos risas y olvidamos. La rutina diaria en Madrid nos ayudó a sobrellevar tanto drama.

Acabado el curso en junio, Fernando, mi madre y mis hermanas se marcharon de casa. Fernando y mi madre no volvieron inmediatamente a Navarra y compraron casa en Zaragoza. Mis hermanas se instalaron nuevamente una con Romerito Lorente, nuestra prima, otra en Zaragoza. Nadie quiso regresar a Conde de Rodezno. Fernando económicamente intentó en Zaragoza continuar con los temas inmobiliarios, pero nunca se recuperó ni económica ni anímicamente.

No voy a hacer un juicio de lo que supuso el terrorismo para toda la familia, espero haberlo demostrado Mi solidaridad con todas las víctimas, los asesinados y los extorsionados. Creo en los valores democráticos, nunca apoyaría ni he apoyado una revolución de ningún tipo y quien lo afirme sencillamente miente.

jueves, 2 de septiembre de 2021

LOS AÑOS DE PLOMO ( II ) Amenaza de secuestro

 

 


AMENAZA DE SECUESTRO:

 Quisiera ajustarme a la realidad más que a la memoria de los hechos, he consultado lo que dudo, aunque de lo que cuento pocas cosas dudosas hay, pues fue tan fuerte que difícilmente podré olvidarme. Dudo los días en que las chicas estuvieron en Pamplona, después de que el comando entrara en la casa de Rodezno. Estaban alojadas en San Roque 17, casa de una prima hermana, Romerito Lorente, que siempre es una segunda madre para ellas. Era una buena solución, no pensábamos que nadie sabría el paradero. Me dicen que la estancia no llegó a una semana. Manuel, el chofer de casa, iba a buscarlas allí para llevarlas a la Universidad y a la pequeña al colegio de las francesas, per a los pocos días de aquello llamó Manuel, advirtiendo que había sufrido una amenaza de que iba a ver un secuestro y que él no podía correr el riesgo de que las secuestraran o pusieran una bomba en el coche. Los coches bombas eran entonces moneda corriente entre los etarras.

Nuevamente se tomó una solución drástica, el mismo día se decidió que se iban a Madrid, sí o sí. Romerito Lorente y Antonio Jiménez, su marido, las cogieron con sus libros y sus maletas y pusieron rumbo a la carretera, mirando continuamente por el retrovisor por si algún coche los seguía. Mi marido, Antonio Marsá, y yo fuimos a su encuentro, pero no recuerdo si fue en Alcalá de Henares o en Guadalajara donde las recogimos, cambiaron de coche y nos fuimos los cuatro para Madrid. Madrid no era en 1978 una ciudad sin riesgos, pero era más anónima y al menos todos estaríamos juntos y olvidarían el pánico pasado. Creo que su llegada nos causó a todos cierta tranquilidad. Una de ellas no denotaba fácilmente el dolor de lo pasado, aunque lo llevaba consigo porque era más hermética - es mi opinión. Sí lo mostraba la pequeña, adolescente y confusa al tener que dejar colegio, amigos y casa, también es mi opinión. Nuestra relación fraternal entonces era muy buena, nunca habíamos hecho distingos entre hermanos y Antonio, mi marido, había ejercido siempre de hermano mayor, pues las había conocido con siete y cuatro años.

 Volvimos a planificar la estancia en la casa. Mis hermanas se quedaban en el cuarto de invitados y mi madre y Fernando hacía la vida con nosotros y se iban a dormir a Sor Ángela de la Cruz, la casa de mis suegros, Plutarco Marsá y Merche Valdovinos,; allí desayunaban. Se llevaban muy bien y Merche y mi madre se querían y parecían mucho, eran estupendas amas de casa y nada políticas. En cuanto a Plutarco, liberal, por el hecho de serlo era muy respetuoso con las opiniones ajenas. Carlos Sobrini, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Navarra y de la de Madrid, facilitó a mi hermana universitaria el ir a la Facultad de Arquitectura de oyente. Carmen Valdovinos, profesora del Ramiro de Maeztu, tía de Antonio, miembro del OPUS DEI, amiga de Tomás Alvira, consiguió que mi hermana pequeña fuera admitida en un colegio de Fomento, pese a estar el curso empezado. En casa mis hijos eran aún pequeños, 10, 8, 7, 5 y tres años, no se percataban de nada, pero Betty era fantástica y yo procuraba que la infraestructura fuera sobre ruedas, Antonio nos protegía a todos. Mi madre organizaba con Betty la cocina, iba con nosotras de compras, mandaba a sus hijas y a mis hijos, curioseaba por Pontejos o merendábamos en California o en casa con las tres Valdovinos, Merche, Pepa y Carmen, o con  Mamen Blázquez, o Mari Paz Ariza, un círculo muy íntimo y privado porque poco a poco iba estando un poco menos triste. Siempre salíamos en coche desde el garaje, nunca por el portal y desde luego mirando alrededor, por si acaso. Madrid en aquel tiempo empezaba a ser peligrosa y había atentados. Fernando seguía la política en los periódicos, hablaba con Blas Piñar, renegaba del rey y intentaba continuar con sus negocios en Pamplona, algo cada vez más complicado, ya que el mercado inmobiliario había caído y cada vez que había una de las numerosas huelgas de la época apedreaban su oficina en la Plaza del Castillo. Quizá por prudencia nunca salía con nosotros. Creo que fue una época terrible para él que estaba inconsolable y cada vez más irritado.

Así, día tras día, yo no lo recuerdo como muy traumático, aunque lo fuera, aunque entiendo que para los demás quizá sí, pese a nuestros esfuerzos; aunque a mi hermana ver manifestaciones, entonces frecuentes en Madrid, de manifestantes  con pasamontañas la hiciera temblar como una hoja y entrara en pánico. Siempre estaba seria, pero no se expresaba. Íbamos en Madrid al cine los cuatro, o a tomar algo. o de boutiques. Salía con amigos de Cascante o que había conocido en la Universidad en Pamplona. Quizá debí llevarla a reuniones de la Comisión de Navarros, con quien yo tenía encuentros, ya que era el momento de la Constitución y la Transitoria 4ª, o de la Asociación Cultural Navarra, por la que volví a incorporarme al mundo cultural.  Creo que no lo propuse por exceso de celo, ya que, como dije en la entrada primera, a nadie dijimos que estaban en casa por mejor protegerlos. Aunque también es cierto que nunca me lo pidió, quizá le doliera. La pequeña lo pasó- pienso yo- mal, consolada por buenos amigos de la pandilla madrileña de Cascante. Son opiniones mías, memorias, quizá no objetivas

Pasó octubre, pasó noviembre. En diciembre, Fernando y mi madre fueron en un viaje meteórico a Cascante y Pamplona vinieron con morcillas, jamón, lomos, cardos, turrones y pastas. Fue la única Navidad que pasamos juntos todos en Madrid, también José Javier, mi hermano. Contaron que en el viaje algún filo-etarra que los vio llevaba lápiz y apuntó la matrícula del coche, Fernando era muy perseguido. Creo que cuando llegaron a Madrid se relajaron. En Madrid seguían los atentados y la policía controlaba los vecinos que vivían cerca de las casas militares, como las de Doménico Scarlatti, frente a nuestro jardín.

Debimos pasar las navidades de 1978 bien, pues no recuerdo nada negativo. Unas navidades con niños de la que guardo una foto preciosa con todos en la mesa.

Pero 1979 empezaría con un atentado, esta vez en la oficina de Pamplona.