Nuestra historia personal más íntima no es quizá lo que hicimos, sino las personas a las que amamos porque nos conmovieron.
Desde la cuna nuestos ojos buscan, nuestros oidos escuchan, nuestra piel nota, con nosotros llevamos una infancia casi siempre feliz, alguna desgraciada..
De niños no elegimos, nos llevan al colegio y cofraternizamos; los amigos y compañeros de infancia dificilmente se olvidan porqueson nuestras primeras relaciones con "los otros". La relaciones infantiles suelen nacer y mantenerse en el tiempo desinteresadas.
De adolescentes, etapa escecialmente abierta a la emoción, abrimos los sentidos a los sentimientos y no siempre a la reflexión. Si juzgamos tras la emoción, aceptamos o rechazamos.
Los sentimientos no son elegidos, surgen de una conmoción o aversión o atracción física y el ellos va incorporado el espíritu y la materia, el alma y el cuerpo. Para bien o para mal, algo nos mueve.
Nadie es responsable de sentir, positivo o negativo se escapa a la razón el sentimiento, por más que sea - que quiera ser- un proceso reflexivo. La emoción antecede al sentimiento y emocionarse no es electivo, ocurre. La emoción es un proceso inmediato, el sentimiento es inmediato, pero también puede tener su desarollo reflexivo.
De adultos, primero nos conmovemos, sentimos y luego se reflexionamos : ¿Por qué siento?
Amor, indiferencia, odio
De viejos pasamos revista ¿a quien amé?¿por qué lo amé? ¿a quién dejé de amar?
El amor siempre es atracción, las causas son el bien que ese ser nos proporciona, el bien- estar con un ser y con nosotros mismos. Nos dirige hacia él.
El odio nace del daño que nos produce un ser que destruye nuestro bien estar, nuestro bien sentir.
La indiferencia es, o bien nulo sentimiento de atracción ni rechazo, o bien la voluntad de no sentir, si el sentir duele, como en los versos de Rubén Darío:
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque ésa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Pasamos por la vida conmoviéndonos, sintiendo, reflexionando o desbordándonos
No siempre la reflexión controla el sentimiento. El sentimiento total se convierte en pasión, es irrefleiva, invasiva y la mayoría de las veces incontrolable.
Pasiones positivas aportan dinamismo y luz. Pasiones negativas, caos y muerte: Eros y Thanatos
Eros y Thanatos nos humanizan porque nos hacen seres sentimentales, no instintivos. Y refexivos. Sentir es la forma más humana de conocer la vida, porque la emoción activa el aprendizaje y lo retiene.