Manuel Clemente Ochoa
ha muero. Es momento triste en que dejo de lado su extenso currículum para recordar su humanidad, su amistad generosa, su carácter afable, su apego a la ciudad que le vio
nacer en 1937. Vivió su infancia en Cascante y se fue. Cuando regresó ya era un
consagrado pintor y escultor, catedrático en la Universidad de Barcelona, autor
esculturas urbanas en España y fuera de España. Compró casa y trajo a su mujer
y sus hijos en las vacaciones.
Fue en el Centenario
de Fray Pedro Malón de Chaide en 1989 cuando donó a Cascante su primera escultura. Es una escultura en
broce del agustino situada en la esplanada lateral derecha del parque del
Romero”. Dijo entonces del fraile que lo había imaginado con los pies en ademán
de avanzar hacia adelante porque fue un agustino emprendedor que apostó por la
lengua castellana en vez de la latina para hablar con Dios, como fray Luis de
León. Así el cascantino Fray Pedro Malón regresó a Cascante entre sus paisanos y ya no se marcha,
está allí mirando al cielo azul y a los pinos, avanzando, gracias a las manos de Manuel Clemente Ochoa.
Hay más obra de Manuel en Cascante, pero no quiero hablar de
arte. Quiero recordar los ratos divertidos, su capacidad y sensibilidad, su
sencillez, su humor socarrón ribero, su generosidad y su bonhomía
Hasta siempre, Manuel
A Conchita y a sus hijos y nietos mi abrazo.