ANTIGONA
La
consigna. Señas de identidad.
Detente,
en vano intentas
esquivar,
romper, saltar el cerco.
Será
tu último acto de amor.
Reconócete
extraña y ríndete
Nada
será posible, nada es posible, nada sera-a-a-a-a,
Antígona
montaraz
e incómoda,
el
coro lo reclama:
Acepta
el peso de la regia ley:
Manos
en los bolsillos para siempre.
Tragedia
(a discreción)
-
No vaciles y entiérralo(s)
a
refrescante burla. Sé incorrecta.
***
MARIA
SOROR
Confieso
( pues pudiera enfermar de pasmo)
haber
soñado mucho por mi culpa a destiempo.
Es
mi descargo asegurarle a usted
que
no violé su intimidad,
ni
le fingí pastora, o cortesana,
sofocos,
ni desmayos ni desdenes.
Pero
ha pasado el tiempo de la culpa, ya nadie
puede
obligarme a las genuflexiones.
Declaro
ante
usted, ante mi, ante vosotros
hermanos
etc, etc
que
el defecto es congénito
voy
a seguir soñando por mi culpa
mucho
burlándome
de la cara del tiempo
llamando
amor al odio,
plantando
los desplantes y las uvas
de
los humanos dioses.
Confieso,
en fin
que
he vivido mucho
estúpida
de mi, pues con el pensamiento.
***
JUSTINA
No
me digas que no te lo predije,
utópica
infeliz,
siempre
a ras de las tejas.
Gastando
corazón y gasolina
hallaste
la verdad, que no virtud.
Tente
la ropa, hermana, si la eludes.
Me
hastía tu respeto,
tu
testarudo aguante
y
hasta la metafísica de tus párpados.
Coge
tu voz y déjate de coplas.
Inténtalo,
Justina.
¿No
ves como yo río?
-
a dentelladas.
***
SALOMÉ
El amor es nuestra
libertad
M Kundera
Ella
exigía el sueño: “ Su cabeza traedme”
Bailó,
gimió, amenazó,
puso
la carne encima de la mesa.
Pero
el sueño irradiaba descabezadísimo.
El
amante solícito reconfortarla quiso,
rindió
a sus pies el cuello privativo,
decapitó
las privativas ansias.
La
propia defección diseccionada
aseguró
la carne.
Acabado
el despiece, él mismo se sirvió
-
impoluto servicio-
caliente
y con limón en la bandeja.
***
LA
MAMBA NEGRA
La
negra piel curvosa, acerada, mimética
confusa
en la hojarasca de unos brazos,
erguida
la cabeza zizaguea,
negro
cabello negro
huele
a mullida trama y a densidad salvaje.
Su
negra tripa negra cosquillea otra tripa
de
palidez de arena, suavemente anillada.
Brusca
otro tronco el suyo friolero.
Amor,
gota caliente, cerca sus labios negros
y
le trepa la angustia
de
bullir despaciosa en un abrazo humano.
Piel
cetrina y cerrada, redonda, indiferente
se
ha dejado estrechar, gélida, y halla
el
frío contagioso
y
el dolor de un calor incontagiable.
No
existen besos negros.
La
esquiva mamba esconde
morder
su boca y derribar sus labios.
Potencia
negra, cierra
los
ojos, siente frío
en
la espalda, frío en la boca fría
y
se deja batir
en
los acompasados aullidos de la carne.
***
LA
MUJER DE LOT
Sabías
la impiedad de los divinos
y
no los delataste
¿De
qué te sirve ahora
caritativo
el gesto?
Designios
tan soberbios
testigos
no soportan.
(Mucho
mejor estatua sin la femenil lengua)
Ni
a ti puede salvarte mirar atrás.
* * *
NARCISO
Niño,
que te vas a caer al río
F
García Lorca
No
te desdobles más.
Quédate
ya contigo en tu corola rubia
desde
el fondo del agua, desde el lecho.
Asomada
hasta el quicio de tu muerte vistosa
¿eres
tú quien emerges y me turbas
o
soy yo, que me arrimo a tu carnívoro
corazón
abisal de inmateria y de bulbo
y
me voy desliendo
amor
o muerte entre las ondas líquidas?
Traga
tu voz, fracasa mis latidos
que
me falta la tierra, que me falta.
Fuera
de mi tu beso
de
Dios enamorado de tu egótico amor,
adentro
la hermosura de tu encuentro.
Y
sin embargo
alargarte
los brazos
y
rozar con las yemas el tallo desprovisto
volar
hasta tu centro,
dulcemente
libarte
aunque
haya de morir tan agua como tú
tan
amarilla.
* * *
PORDIOSERA
-La
paz sea contigo, me decían.
-
En paz, me dices.
Con
tu pan te quedo.
Yo
no busco tu paz de perra gloria.
Vale-
tuyo el trofeo.
Mujer
no soy de paz, yo soy guerrilla
de
corazón en celo.
Pero
voy a seguir,
libre
mi infierno.
Soy
lo que soy, viviendo boca abajo
o
boca arriba
o
reventando al cielo.
Tuya
la paz, el pan y la renuncia.
Quédate
con tu paz, yo soy palabra
mío
es el menos
***
MUSA
Despertó,
purpurina en sus páginas,
hoja
seca
signos
de fuego, corazón o rapto.
Recompuso
la ropa, alzó la risa.
No
logró desclavar el acerico.
Pero
se fue, desnuda de rencores
como
llegó y estuvo:
liberta
mariposa, palabra.
***
LEDA
Tal
vez te confundiste, ella
hubiera
preferido
tu
cuerpo mortal y terrícola
antes
que solazarse
en
fatuas plumas diáfanas de pato.