viernes, 29 de enero de 2021

Mujeres que hacen historia: Joaquina Eguaras y el Museo Arqueológico de  Granada - Actualidad - Museo arqueológico y etnológico de GranadaJOAQUINA EGÜARAS IBAÑEZ,  NAVARRA MÁS ALLÁ DE LOS LINDES

Orbaiceta 1897- Granada 1981


Cómo y cuando conocí la existencia de Eguaras, que no en mi tierra, merece una explicación. El Ayuntamiento de Granada en el año 2003 dedicó un homenaje y una escultura a Joaquina Eguaras en una rotonda de la calle que lleva desde 1981 su nombre; yo estaba viviendo en Granada. Siempre he sentido interés por las mujeres históricas y por la cultura de mi tierra navarra; el apellido de la homenajeada, y su austero busto de bronce, las loas que la prensa le dedicaba picaron mi curiosidad. Recordé el palacio de Guaras, precioso palacio renacentista situado enfrente de la Seo de Tarazona, el apellido de la nobleza Eguras de Tudela, La Vaguada de Eguaras en la Ribera. Guaras e Eguaras, de ambas maneras lo citan los documentos. Por otra parte el segundo apellido, Ibañez, era muy navarro. El brillante curriculum de la homenajeada me hizo indagar en su biografía. ¿Sería de origen navarro? ¿Quién era esa mujer tan brillante y tan querida por los granadinos?

La consideraban una de las primeras mujeres intelectuales de la Granada contemporánea. El periódico Ideal la había denominado, con Lorca, con Ganivet, con Martín Vivaldi , Luis Rosales y otros pesos pesados de la cultura, una de los cien granadinos mas ilustres del siglo XX.. Joaquina Eguaras, era, efectivamente, como más tarde comprobé, ilustre, también era paisana nuestra desconocida. No recordaba que figurase entre las mujeres reivindicadas por las mujeres feministas navarras, ni por las oficialidades forales, ni tampoco conocía ni conozco calle dedicada ni escultura que la represente.  ¿Por qué no hacerla también llegar aquí como paisana nuestra, ya que nació en Navarra? 

A mi venida a Navarra busqué en el archivo diocesano su partida de bautismo. Pensaba habérsela enviado a Emilio de Santiago, un sabio arabista, profesor de la Universidad de Granada y reconocido internacionalmente, que solía acompañar a las más altas autoridades en su visita a la Alhambra. de la Universidad de Granada. Yo no  conocía a de Santiago de nada pero me admiraba por la sensibilidad y la pasión con que hablaba de Eguaras, amiga de su familia y compañera suya. Pensé mandarle la partida de una manera anónima por su culto a la amistad y la fidelidad en su afecto por la insigne dama, pero no  llegué a tiempo porque falleció. Guardo la partida.

Joaquina Eguaras nació a las 12 de la noche en Orbaiceta el 10 de enero de 1897, hija de  Nicoláas Eguaraas, natural de Pamplona y residente en Orbaiceta y de Joaquina Ibañez, de Orbaiceta. Fueron sus abuelos Carrlos Eguaras y María Martínez de Pamplona y Babil Ibáñez, de Pamplona y Felipa Róspide. de Orbaiceta. La niña debió tener problemas en su nacimiento, pues fue bautizada en casa de sus padres por extrema necesidad. y le fueron administrados los santos óleos por.el cura de la parroquia de San Pedro que  inscribe el nacimiento. Fueron sus padrinos José y Francisca Ibáñez.

 La profesión militar del padre hizo que en 1899 la familia se trasladara a Granada. Sus biógrafos la sitúan a viviendo en el Realejo, el barrio judío, uno de los más bellos de Granada. Tras superar la primera enseñanza, cursó en 1912 Magisterio teniendo como profesora a Gloria Giner, esposa de Fernando de los Ríos. Como algunas de las mujeres pioneras, desde Magisterio  convalidó asignaturas al bachillerato para acceder a la Universidad. Inició en 1918 la carrera de Filosofía y Letras, convirtiéndose en la siendo la primera mujer matriculada en la Facultad de Letras y la tercera mujer universitaria de Granada. (La primera mujer universitaria se había matriculado en Medicina, la segunnda en Farmacia) Como muchas mujeres universitarias de su época, tuvo al entrar en la Facultad  que resistir presiones,  dada la dificultad de que en esos pretéritos tiempos se aceptase la asistencia a clase de mujeres. En 1922 concluyó su Licenciatura con Premio Extraordinario y Matrícula de Honor en todas las asignaturas.

Tras finalizar sus estudios ejerció la docencia como profesora ayudante de prácticas en la Facultad de letras,  y lo compaginó desde 1925 con una plaza de  profesora de Litwratura Española en el Instituto de Enseñanza Media de Baza. Fua la primera mujer profesora de la Universidad de Granada y hasta 1935 la única. La Junta de Ampliación de Estudios de la Institución Libre de Enseñanza le otorgó una beca en 1929 para ampliar estudios en Inglaterra, pero no la disfrutó y prefirió continuar en Granada.

  En 1930 opositó al Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, sacó brillantemente la oposición y fue nombrada Directora del Museo Arqueológico y Etnológico. Firmó su nombramiento D Emilio García Gómez, su maestro y uno de los más prestigiosos intelectuales dela Escuea de Estudios Históricos de Menéndez Pidal. Allí trabajó durante 37 años.

En 1932, se crearon  en Madrid y Granada la Escuela de Estudios Árabes. Desde su inauguración se incorporó primero como becaria, después como bibliotecaria, desde 1941 ejerció también de profesora, adjunta de la sección de Filología y Árabe literal. posteriormente  fue secretaria de la misma. En 1940 fue Profesora auxiliar de Árabe y Hebreo en la Universidad de Granada. En  1944 presentó su tesis doctoral en Madrid dirigida por D. Emilio García Gómez: sobre Kitab al Filaha: Tradución, trascripción y anotación del Tratado de agricultura de Iben Luyun con el que se inicia los estudios sobre agricultura andalucí y que fue posteriormente publicado por la Universidad de Granada en 1975.

Continuadora de Miguel Asín Palacios y Emilio García Gómez, experta en Lengua, Historia y Arte de la España musulmana; divulgó y ahondó en el conocimiento del legado con conferencias y publicaciones. Durante su dirección en el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada impulsó las excavaciones arqueológicas en toda la provincia, amplió las colecciones del Museo y efectuó una gran labor de divulgación y de publicaciones sobre las mismas que fue reconocida internacionalmente.  Gran interés demostró por las traducciones de textos, elaboración de catálogos patrimoniales, divulgación de los estudios, adquisición de fondos. Encomiable su labor de recuperación de la Casa del Castril en la Carrrera del Darro y del patrimonio artíatico de la provincia, Fue durante la guerra civil secretaria de la Junta de la Cultura Histórica.del Tesoro Artístico de Granada y  asumió  la jefatura provincial del Cuerpo de Bibliotecarios y Archiveros, responsable de biblotecas de frentes y hospitales y depuración de libros

Los granadinos que la conocieron hablan igualmente de su bondad, de su sencillez y de su afabilidad, tan valiosos en ella como su sabiduría de profesora, de archivera, de arabista.. No se casó. Ignoro si tuvo hermanos. Creoque en navarra quedan algunos familiares que no conozco

Quiero, como enemiga de adornarme de méritos ajenos, afirmar que todo lo dicho, excepto los datos de su partida de nacimiento,  no es aportación personal mía sino de las abundantes informaciones que de Joaquina Eguaras se encuentran en su extensísima ficha de la Real Academia de Historia, así como a otras publicaciones de la JAE, de la Universidad de Granada., o de historiadores y escritores granadinos. A ellas remito

Distinguida con la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, Medalla de Plata al mérito de las Bellas Artes y Orden de la Mehdawiya. Fue Miembro Correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid ,Miembro de la Junta Conservadora del Tesoro Artístico de Granada, Miembro y Secretaria de la Comisión Provincial de Monumentos, Delegada Provincial del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas en Granada; Miembro de Número de la Real Academia de Bellas Artes Ntra. Sra. de las Angustias de Granada, Miembro Correspondiente de The Hispanic Society of America, y Miembro de Honor de la Asociación Española de Orientalistas. Murió el 25 de abril de 1981, dejando escuela, amigos y una obra de reconocidísimo prestigio intelectual

La vida a veces nos lleva por lugares extraños, y tal vez no importe, que lo importante sea seguir la vocación que marca ¿Hubiera sido posible un currículum parecido si Joaquina Eguaras no hubiera abandonado su tierra natal? ¿Hubiera estudiado? La que esto escribe piensa que no. ¡Tierra dura la nuestra!

Por si algo está cambiando, o precisamente para que siga cambiando, escribo hoy. Escribo para recordar a una mujer sabia y sencilla que llegó lejos en el conocimiento, sin crispación, en una sociedad que la dejó hacer, la dejó aprender, la dejó saber, la dejó enseñar. La ciudad que la acogió recogió con agradecimiento su legado. Y supo reconocerla entre los grandes.







lunes, 25 de enero de 2021

MARÍ PILAR LAMARQUE SÁNCHEZ, BIBLIOTECARIA DE VANGUARDIA

Libros: Los 100 mejores libros del siglo XXI, según 'The Guardian' (solo  hay un escritor español)

La Biblioteca pública de Cascante fue en su creación la tercera biblioteca de Navarra. Primero Pamplona, luego Alsasua, la tercera Cascante.  Se abrió en 1951 y fue su primer bibliotecario Cristóbal Diaz Jarauta. Estuvo emplazada en los bajos del Ayuntamiento. Yo empecé a frecuentarla más tarde, en su segunda época. Era la Bibliotecaria una mujer diligente. Se llamaba Cecilia Romeo Mayayo y estuvo hasta su jubilación al frente de los libros. En la Biblioteca, bien surtida, se podía leer y asomarse a la pasión de Shakespeare o curiosear la sección de grafología que firmaba Matilde Ras en la revista Blanco y Negro. Vayan también estas palabras de agradecimiento por las atenciones recibidas. Tras Cecilia Romero, Charo Orrio, ya jubilada. Hoy la Biblioteca sigue activando el amor al libro y a los clubs de lectura y tiene nuevas y diligentes bibliotecarias que atienden a un nuevo público en la Casa de la cultura de la Calle de San Pedro

El homenaje que ha rendido la Biblioteca Nacional a la bibliotecaria y filóloga María Moliner, me ha hecho nuevamente volver la vista atrás para recordar a una compañera de Moliner, bibliotecaria vanguardista, con la que, por tener relación con Cascante, me sentía en deuda. Sigue siendo desconocida para nosotros. María Pilar Lamarque Sánchez. He recogido la información porque espero llamar la atención sobre su persona, a ver si tenemos la suerte de que llegue a los oídos de su hija, también archivera, María Pilar Varela Lamarque y esclarece los posibles errores que pueda contener mi búsqueda de datos. Saga de conservadores del patrimonio su nieto el arqueólogo Fernando Piñón Varela, ya fallecido; o a Pilar Piñón Varela, su nieta, Directora Ejecutiva del Instituto Nacional de España.  En un siglo marcado por la recuperación de las mujeres que nos abrieron el paso, bien merece un rescate. Los Lamarque tenían su casa en la calle de la Marquesa. Oriundos de Zaragoza debieron venir a Cascante cuando Rafael Lamarque fue destinado a Cascante como médico, acompañado de sus numerosos hermanos. Conocí a Teresa, a María, madre de nuestro amigo Rafael Sesma, y creo recordar a Paco, pero no recuerdo a María Pilar.

María Pilar Lamarque nació en Zaragoza en 1903. Era hija de Gaspar Lamarque, oriundo de Cintruénigo y Delfina Sánchez Fairén, cuarto miembro de una familia numerosa, Antonio, Rafael, Teresa, Pilar, Francisco y María. A la muerte de su padre la joven María Pilar optó por buscar su propia emancipación en lugar de vivir con su hermano médico en Cascante. Debió como mujer moderna buscar una mayor independencia económica de la que le ofrecía vivir a expensas de su familia y se matriculó de Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza, residiendo en la casa de Juan Moneva Puyol, Catedrático de Derecho Canónico de la Universidad de Zaragoza y presidente del Estudio de Filología Aragonesa, de cuya hija Pilar era muy amiga. Ambas chicas se matricularon el mismo curso 1917-1918; fueron pioneras, la primera mujer matriculada en Letras en esa Universidad lo hizo en 1913. María Moliner lo hizo en el curso 1918-19 Hay que recordar que el permiso oficial del acceso de las mujeres a la Universidad fue en 1910, podemos decirse con justicia que María Pilar Lamarque fue una pionera entre las mujeres universitarias que cursan una carrera de una manera oficial.   

antes de acaba la carrera en 1920, se incorporó al Estudio de Filología Aragonesa, EFA, un proyecto creado en 1915 por el profesor Moneva, a semejanza del Instituto de Estudios Catalanes, la Academia Gallega o la Sociedad de Estudios Vascos, que bajo el patrocinio de la Diputación de Aragón potenciaba la el estudio de lexicográfica aragonesa para la confección del Diccionario Aragonés.  En EFA compartieron la pasión filológica María Pilar Lamarque y María y Matilde Moliner. En febrero de 1922 se presentan Lamarque y también María Moliner a una oposición al Cuerpo de Facultativos de Archivos, Bibliotecarios y Arqueólogos, e ingresan en el cuerpo, como funcionarias oficiales de tercer grado. Moliner consigue plaza, al ser de los siete primeros en calificaciones; Lamarque aprueba sin plaza. Desde 1922 se queda en Madrid, hace prácticas en el Archivo Histórico Nacional y se aloja en la Residencia de Señoritas. A través de esos contactos conoce da Eulogio Varela Hervías, archivero en el Archivo Municipal de Madrid.

 En agosto de 1924 participó como profesora en las Colonias Escolares de Vacaciones, que organizaba la Corporación de Antiguos alumnos de la ILE. Las Colonias, organizadas a través del Museo Pedagógico Nacional eran una iniciativa de Manuel Bartolomé Cossío destinadas a niños con familias sin recursos; tenían un carácter higiénico y educativo. Lamarque lo hace en la XLII y XLIII con compañeros como Fernando de las Ríos, Graco Marsá y Teresa Fajardo. En marzo de 1925 Pidió Lamarque la expedición de su título de Licenciada y al año siguiente tomó posesión de su plaza de archivera en la Coruña.  Fue destinada al archivo General de Galicia. Nuevamente fue funcionaria supernumeraria ilimitada y siguió viviendo y trabajando en Madrid. Formaba parte de la prestigiosa clase intelectual.  

Eulogio Varela Hervías era archivero, trabajaba en el Archivo Municipal de Madrid; fue también profesor de Arte de la ILE, era hijo del pintor modernista y escritor, Herminio Varela Sartorios. Se casaron en la iglesia de la Asunción de Cascante, el 4-7-1926. El día del Carmen de 1927 nació en Cascante su primera hija, a la que le ponen de nombre María del Pilar. Las estancias veraniegas del matrimonio con Cascante debieron ser habituales, pues personas que los conocieron en esa época me explicaron que Eulogio Varela en las épocas de vacaciones cascantinas se preocupó de trazar mapas de los posibles yacimientos romanos de la localidad, pagando a sus expensas a los informadores y ayudantes. Nos ha sido imposible localizar los documentos, lo cual es penoso ya que Varela Hervías fue versado y meticuloso escritor, con publicaciones de Arte y del patrimonio de Madrid

En 1928, María Pilar Lamarque ascendió a funcionaria de primera clase, y fue funcionaria supernumeraria ilimitada. Se quedó residiendo en Madrid.   Su vocación bibliófila y su amor a los libros se extiende a la infancia. En mayo de 1933 organizó con otras tres bibliotecarias, Juanita Capdeville, Enriqueta Martín, Juanita Quílez la Primera Exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid de Bibliotecas infantiles. Las cuatro mujeres organizadoras formaban parte de la Asociación de Bibliotecarios y Amigos del Libro, institución creada en otoño de 1934 y desde 1932  formaban parte del Seminario de Biblioteconomía que tenía la sede en la Biblioteca de la Universidad.  Se consideró el primer paso para una orientación de las bibliotecas para niños y una campaña a favor del libro que buscaba la consolidación de la mejor literatura infantil. Su presencia pública iba en aumento.

 En el verano de 1933 fue una de las viajeras en el Crucero por el Mediterráneo que organizó la Facultad de Letras de la Universidad Central de Madrid a iniciativa de su decano García Morente. Formaban el pasaje 200 pasajeros entre los que se encontraban Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, Manuel Gómez Moreno o Juan Zaragüeta y estudiantes como Isabel García Lorca, Fernando Chueca Goitia, Guillermo Díaz Plaja, Emilio Garrigues Díaz Cañabate, Enrique Lafuente Ferrari o Gonzalo Menéndez Pidal. En el crucero el director de la Biblioteca Universitaria Javier Lasso de la Vega, María Pilar Lamarque de Varela que figura como archivera y la también bibliotecaria Juanita Quílez. En 1934 se constituye legalmente la Sociedad para el Fomento de Bibliotecas, Archivos y Museos ABBE de la que Lamarque forma parte en nombre de la Biblioteca Nacional.

En 1935 asiste al Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía, con discurso inaugural de Ortega y Gasset donde se presentan ponencias sobre las bibliotecas populares, entre las ponentes a Gabriela Mistral y María Moliner. La marque era vocal de la Junta directiva.

 En 1936, durante la guerra civil presta adhesión al bando nacional en septiembre de 1936 en Pontevedra y desarrolla sus actividades como facultativa de la Biblioteca Provincial en Pontevedra, posteriormente se encuentra en Zaragoza en el Archivo de la Audiencia y en la Universidad de Zaragoza. Sufre como funcionaria un proceso de depuración en 1938 sin consecuencias negativas y posteriormente un segundo, ambos expedientes custodiados en la biblioteca nacional. Recurre a la ayuda de Javier Lasso de la Vega, ante la postura reticente de Ángela Lapuerta, directora del Instituto Femenino Miguel Servet de Zaragoza donde se la destinó. 

No sufre baja en el escalafón y continúa su carrera como Bibliotecaria en Zaragoza, Castilla, Andalucía y finalmente en 1965 vuelve finalmente destinada a la Biblioteca Nacional de Madrid

sábado, 23 de enero de 2021

 

No es arrogante quien defiende con uñas y dientes su dignidad sino el que pisotea la dignidad ajena. 
 
No es cruel el que no se deja vencer sino el que ataca. 
 
No es vanidosos el que sabe de sus defectos pero también sus virtudes sino el que pretende reducir la singularidad del otro para mejor pastorearlo
 
No es lider el que reduce sino el que potencia
 
No es valiente el que se esconde sino el que se muestra

miércoles, 20 de enero de 2021

 

 Soy impaciente. Creo que no podría nunca ser Penélope y esperar cosiendo y descosiendo, tejiendo y destejiendo.Veo siempre el final- la obra hecha- nada más empezar por el principio. Imagino el resultado antes de sentar las bases y la estructura. Así me ha pasado con este nuevo libro que empiezo a leer. El entusiasmo me acomete antes de llegar a lapágina 100, e intuyo que la fiesta va a ser larga, jubilosa y prolongada. No me queda más solución que decir algo, simplemente al catarlo un poquito e intuir la gran sabiduría  de su autora. Me gustan los libros, los cuadernos rayados o a cuadros, de hule o espirales, los papeles, las plumas de tinta que siempre derramaba entre mis dedos, plumas estilográficas de tajo de oro que son las que entonces se llevaban y que yo descuidaba, creo que era Regia o Regina y luego Waterman o  Parquer con sus depósitos de tinta recargable. Siempre me gustaron los  libros y su mundo. Su olor diferente a todo. Digo esto que es curioso, porque no había, que yo recuerde, en mi casa de niña tradición lectora, lo más revistas de modas y de puntos, muchos novenarios, misales, vidas de santos o libros de cocina. No olvido gradecer que pusieron en nuestra curiosodad infantil libros bien seleccionados así aún guardo la colección de Celia de Elena Fortún, aunque ni idea de donde paran los de Escelicer. Solo mi hermano y yo leíamos; debimos tener algún pariente algo loco e inédito al que no conocimos pues todo era en nuestra familia sensato, razonable y con sentido práctico.  Pienso que cada uno nacemos ya bastante determinados en gustos y aficciones, yo me sentía atraida por los libros, me gusta tocarlos, hojearlos; los manoseo y acaparo; los compraría todos o muchos o algunos o casi todos, así que en la Feria del Libro del Retiro o en Espasa  o Fenteteja suelo encontrarme nerviosa y excitada como Eva con la manzana en el Paraíso. Luego los traigo y los pongo cerca y luego lejos y luego encima y luego no los encuantro, pero sé que están esperando la mano de nieve que sepa arrancarlos. Aquí en Pamplona mi librería es Elkar, aunque no siempre  encuentro lo que busco y tengo que encargar los libros sin curiosearlos ni un ápice. Por lo que he sabido por los periodicos, cada vez más librerías de peso y de tradición como Espasa se van desprendiendo de sus fondos y sus clásicos para poner en los anaqueles las novedades, que enseguida envejecen. He leído que incluso a los libreros les han puesto un delantal verde con anuncios, y que el futuro de las librerías se parecerá al de los supermercados. Es como si la industria del libro quisiera hacernos un poco analfabetos, consumistas  y frágiles. Me gustan los libreros cómplices y amorosos que tocan y beben como amantes los libros. No siempre nos fiamos del libro cosa, producto de una industria .El libro es el camino, un camino de ser, de entender, de traducir el mundo, de estar en la vida. Si solo disponemos del presente no podremos comprender el pasado, ni augurar el futuro ni afrontarlo.Todo eso y mucho más consigue mi lectura de hoy, un libro escrito por Irene Vallejo, una joven y sabia lectora y escritora y profesora:

 EL INFINITO EN UN JUNCO

Voy por la página 69, ya os contaré