Ocho de marzo, día de la mujer. Se rinde homenaje, al que me sumo, de todas las mujeres que han dado lo mejor de sí
mismas en la pandemia, médicos, enfermeras, celadoras, farmacéuticas, limpiadoras,
dependientas, trasportistas investigadoras, profesoras. Sí, muchas gracias, nos
habéis cuidado porque sois generosas y humanitarias y el mundo es un poco mejor
por vosotras. No fui el año pasado a las manifestaciones y este tampoco, ni con
mascarilla ni sin ella. Cada persona agradecemos de distinta forma a los demás
lo que hacen por nosotras. Y cada persona lucha de distinta manera, a la suya, por mejorar el mundo
Siguen matando mujeres, y seguirán, me temo. Esa especie de violencia de destruir lo que no se consigue dominar, o de matar lo que no nos ama como creemos que debería de amarnos. Aquí y en todo el mundo matan y siguen violando mujeres, cosificando mujeres. Escribiré en este día y todos los demás para alzar mi voz a la protesta común.
Es un día internacional y hoy recuerdo la violencia contra las niñas nigerianas que muy frecuentemente son raptadas por grupos terroristas, hace poco lo han hecho, aunque ya han sido rescatadas . En manos de las niñas y (los niños) del tercer mundo está la vida, y no hay vida sin conocimiento, ni progreso sin conocimiento. Los bárbaros terroristas unas veces las violan, las hacen madres y las abandonan o las cambian por dinero. O las cuatro cosas
Finalmente quiero recordar a esas mujeres 17 y hombres que han muerto en Marruecos ahogadas o electrificadas por una tromba de agua en un sótano sin condiciones habitables. Cuando se inició este proceso de Globalización, intelectuales de países en desarrollo reflexionaban sobre si ese periodo que se estaba iniciando sería bueno para la modernización y democratización de sus países. Unos argumentaban que sería negativo, ya que era la Globalización una nueva práctica de colonización, esta vez económica y no política, aunque siempre la política colonial ha sido entendida como económica, por tanto, era la nueva forma de que las multinacionales introdujeran sus productos en nuevos mercados, otra forma de sumisión a occidente. Otros, más positivos, argumentaban que era una oportunidad de importar en sus países los derechos humanos occidentales y de abrir los caminos a la democracia, una mejor forma de gobierno. Me quedo con esa segunda oportunidad Me gustaría que los emprendedores y las empresas sigan encontrando el mejor lugar y el de menos coste económico para fabricar sus productos, y encuentro lógica la visión empresarial de pagar salarios con arreglo al nivel de vida del país donde se instalan los talleres. Pero creo que en manos de los emprendedores está la oportunidad de cambiar el mundo y, como es el día de la mujer pienso en mujeres empresarias, de transformarlo, de hacerlo habitable. De fabricar sus productos respetando los derechos humanos, la dignidad de las personas, de responsabilizarse del bien estar de sus trabajadores, una buena costumbre que tenían muchas empresas familiares y que se ha perdido. Quisiera que buscasen que sus medios de producción, los locales y talleres donde sus empleados trabajan sean dignos de occidente y no sufran sus trabajadoras incendios, ni ahogamientos, ni derrumbes. A mí me gustaría saber que la camisa, o el vestido que me pongo, o el bolso que llevo no ha costado ni vidas ni lágrimas. Los márgenes son altos y yo no voy a quejarme de los precios, si voy a pedir que todas esas muchachitas que cosen a escondidas, de día y de noche, en Asia y en África y en América latina, lo hagan dignamente y sepan que llevamos con orgullo lo que ellas cosen; y no con vergüenza.
Hoy día internacional de las mujeres del mundo mundial.
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