lunes, 15 de enero de 2024

UNAS LÍNEAS DEL TIEMPO

 

Suelo  investigar o a hacer crítica literaria de personas que ya no están, poetas, mujeres, sagas. Me gustaría, pero no puedo por incapacidad juzgar los datos con la frialdad de un entomólogo. Aunque apunte buscando el  rigor los números, las fechas de bautizos y casorios, las sagas y los textos, me demoro imaginando la personalidad del investigado, inventando sus circunstancias, sus penas y alegrías. Como quien revisa un álbm de fotografías sepia desde la vejer a la infancia, o herbarios que un día fueron verdes hojas fragantes y hoy marronean sujetas ente las cartulinas, escudriño las sagas  que fueron a más, y otras  que se extinguieron por inanición, soltería o infecundidad.. 

En el siglo XIX  algunos hombres libertinos abandonaron a su prole por mujeres cupleteras o ligeras de cascos que buscaban el amparo y el parné que no les otorgó su cuna. Y  hubo hombres sensatos que cuidaron a los suyos y se procuparon por mejorar su mundo  y lo amplíaron por ayudar a otros seres menos afortunados. Hubo  mujeres educadas en conventos que no entendían de fuegos porque el fuego es pecado. Hubo mujeres conformes con su destino quieto, que lo aceptaron con resignación santa y fueron más o menos felices. Hubo las  que lo burlaron y escaparon y el destino les pasó factura. Hubo las que fracasaron en su intento y se aguantaron.  Hubo  las que lucharon por capear la vida para salir a flote y lo consigieron. En cuanto a las antología poéticas algo acartonadas, diré   que me producen un conocimiento literario algo melancólico y sabio, porque hay poetas que triunfaron en la vida y sucumbieron en la muerte y lo contrario, los que triunfan tras la muerte después de una vida de penurias. 

Ese poso que deja volver la vista atrás nos enseña, como un libro en sus páginas, como el álbum fotogrgráfico pasado, como el herbario antiguo, o como la fragancia ida, que cada ser vivo es, con toda su saga, el capítulo cortísimo, ínfimo, de un texto  largo inacabable. De eso sirve la vanidad y la soberbia, somos solamente unas lineas del tiempo.

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