Cuando el sufrir
se seca
como la
costra a punto de caer
dejando
huellas en lo que fue herida
y nada, ni
el dolor
ya parece tocar el sentimiento
hacia la
compasión o la alegría,
la Alhambra
y el olor de azahar
la lengua de
un glaciar azul turquesa en Perito Moreno
las cataratas
del agua que grita en Iguazú
Cuzco
y la niña Isabel
con su llama pequeña
ese temblor
de lo inconmensurable....
Entonces
son posibles
las lágrimas
de la suma emoción
que inspira la belleza
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