Jugar al juego de hacer versos y tener un contrincante que los domina es divertido, además afina la pluma, en este caso el ordenador. Porque los versos clásicos tienen que ajustarse, como los número, como la música, como la orfebrería, pero en sencillo. Luis Olaverri controla , suele escribir décimas con mucho sentido del humor y agilidad, yo se las contesto y nos reímos., Jaime gil de Biedma escribiera:
parecido en principio
al placer solitario.
Otoñal
melancolía
pierde el
otoño las hojas
las parras se
ponen rojas
cubre la neblina el día
ya se escapa
la alegría
de las fiestas
de verano
y tras el
otoño humano
pone el
invierno su fecha
allá arriba
nos acecha
el rayo de un
Dios arcano
Con el otoño
nos viene
un si es noes
de tristeza
no sé si canta
o si reza
mi corazón., se
entretiene
pues no sabe
lo que tiene.
y acusa mi desvarío.
Lo llamo: “Corazón
mío
de qué herida
convaleces
que sin porqué
languideces?
-
no es nada, solo es el frío
Es Humor
negro, Durero
la pinta con
un compás
y unas alas
por detrás
algo caótica,
pero
refleja su
cuerpo entero
despeinada,
meditando
enajenada
pensando
aunque no
sepamos que.
Así yo la
contemplé
me acosa de
vez en cuando.
Sé que la
melancolía
-
enfermedad de la mente
es alma es que
se resiente
porque se
encuentra vacía.
El dolor la
desafía
a un duelo
circunstancial
que no es
duelo total.
La pérdida es mala suerte
duelo total es
la muerte
la murria es
sentimental
“En el corazón
tenía
la espina de
una pasión”
Yo recuerdo la
canción.
recito la
poesía.
Llevo la
melancolía
aunque nadie
lo adivina
en mi sangre
con la espina.
Perdidos o recobrados
los amores no arrancados
son pasión en
mi retina
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