Espero a mis hijos y nietos para ir a la Feria del Libro de Pamplona, antes de que se acabe. Son malas fecha, por los exámenes de fin de curso que dificultan que mis seis nietos pamploneses coincidan, y a mi me gusta marigolear con todos y verlos como dan vueltas a la plaza en busca del tesoro, que siempre encuentran. Compraremos también para los tres que están lejos
Me gusta ir con mis mis nietos a la Feria del Libro, que hagan lo mismo que sus padres y elijan. Pienso que es importante para conquistar la lectura que sean ellos los que busquen su libro, porque será más suyo si son ellos los que lo hojean y lo manosean hasta poseerlo de verdad. Seguiremos la tradición, ya no la olvidan ni la perdonan, y daremos vueltas y vueltas y vueltas y lleragá cada uno a su nido leliz con su libro Carpe Diem. A disfrutarlo.
Es tradición que empecé con mi cinco hijos yendo al Retiro en la Feria de Madrid. Iba con mi cientoveintisiete amarillo, aparcaba y disponíamos de una tarde de puesto en puesto, de sorprea en sorpresa y pocas veces les forzaba a rechazar un libro o aconsejaba. Y cuando lo impedía acabábamos a voces. Siempre elegían ellos. Entiendo ahora que sus gustos, a veces discordante de los míos, ya iban dirigidos a lo que luego iban a dedicar su pasión, a veces su profesión. A uno le daba por las curiosidades biológicas y animales, porque entonces se extasiaban con Felix Rodriguez de la Fuente . Reñía yo con otro porque siempre se emperraba con los cómics, que a mi- torpe.- no me parecía lectura en condiciones, sin embargo era su vocación de dibujante. Me irritaba con otro porque nunca encontraba el libro apetecido. La primera lo encontraba enseguida, porque era onmívora y una todo terreno, lo complicad era optar por uno sólo. También los animales y los cómic le gustaban a otro. A veces se perdían, pero a la hora de comprar siempre eran ellos los que me buscaban, págaba y luego todos felices nos tomábamos algo y en algún chiringuito empezaba el disfrute librero antes de regresar de la aventura a casa .
Recordarlo me emociona hoy, porque ahora son mis hijos los que me compran libros. Ahora son ellos los que me contagian. No me hubiera interesando por la poesía de Hipanoamérica, o del Mediterraneo de las tres culturas, o de periodismo o de botánica o de tantas cosas distintas de las mías que acabaron también siendo las mías.
Me iré después a la Feria del Retiro de Madrid
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