Querida Lola : No lo
se. Pura especulación. Existe la verdad o hay mil verdades que no tiene porqué
confluir, que varían según la posición del que las juzga y sus parámetros
culturales y afectivos. Sé que el hombre es plural y que posiblemente también
serán plurales sus verdades. Y aún en el propio hombre la verdad que fue ayer a
lo mejor hoy no es verdad, se ha pasado. Es mareante y uno pierde terreno y pie
cuando medita. Pero podemos, si quieres,
repensar un poco alguno de los axiomas en que el hombre se encuentra y
permanece. Ansia de plenitud, de trascendencia. Ansia de no acabar pues que
sabe que acaba, no como el perro que vive y que no sabe, ni como la flor que
irradia su belleza y no lo sabe, ni como el mar que siempre recomienza y
tampoco lo sabe. El hombre es hombre porque es inteligente y se sabe, sabe su
nombre y también su destino. El paso de la humanidad, de ser hombre y no fiera,
lo dio el conocimiento: la capacidad de aprender de lo pasado, de lo muerto
-escucho con los ojos a los muertos, que diría Quevedo- porque lo muerto, que
un día fue vivo, nos deja su experiencia en libros, signos, palabras. La
inteligencia es, porque puede nombrarse, puede traducir su pensamiento en
palabras que expresen ¿pues que sería el pensamiento si no pudiera plasmarse en
un lenguaje complejo? ¿existe el pensamiento sin lenguaje? No, es
inviable. El hombre va avanzando sobre
las ruinas y las construcciones de los que le precedieron. él es poco sin todo
lo demás todo lo vivo que le apoya y rodea. Frágil niño con un cerebro abierto
que debe madurar conforme aprende los ritos, las costumbres, los signos, las
palabras el amor de su tribu, la fuerza generosa de su madre y su padre. No es
nada aún. Para sobrevivir necesita apoyo y compañía. Y quien le alecciona y le
protege le trasmite su forma de entender el mundo, el trabajo, la religión, el
amor, la muerte. Es importante la memoria, porque si no hay memoria no puede
existir una trasmisión. El niño que nace ha triunfado ya sobre muchos siglos,
porque, aunque él no lo sabe, sus progenitores aprendieron de los suyos y estos
de los suyos y estos y los otros y los otros y todo este cúmulo de experiencias
forman una cadena hasta el principio de los siglos. Cuando ese niño crezca, de
las experiencias transmitidas y de las suyas propias se forjará una nueva
manera de entender las circunstancias, los clanes y las tribus que le están
acompañando- la sociedad – las normas por las que esta se rige y las acatará o
modificará según sea su fuerza y su destino. Normas sociales, normas políticas,
normas económicas, normas religiosas para vivir en compañía. ¿Son necesarias? Son
imprescindibles para con vivir- vivir con otros y lo mismo que todos los demás
han sido importantes en nuestro desarrollo, desarrollarme yo mismo con ellos,
respetando las normas de la convivencia. Así el niño puede alcanzar la madurez,
la humanidad. Así el niño mentalmente puede hacerse hombre. Pero ¿qué pasa si
cuando ya es hombre las normas ya no sirven porque las circunstancias
económicas o políticas o sociales o religiosas cambian? ¿Si las normas son más
perjudiciales que benignas? Si algo admiro en el ser humano es su capacidad de
improvisación de crear y hacer cosas nuevas con ideas viejas, de ser
imprevisible, de no ser automático, de no repetir los tics animales de su
especie sino de hacerse nuevo cada día a sí mismo. Admiro la capacidad de hacer
cuando lo necesita un nuevo mundo. El hombre va cambiando las normas de
convivencia, va haciéndolas evolucionar, tanto las leyes, como los sistemas,
como las religiones. Tal vez por eso el cristianismo lleve 20 siglos de
evolución y ha pasado de buscar la pobreza y predicarla a ser una fuerza
fáctica. ¿Cabrían ahora los eremitas o son más necesarios los que comunican su
mensaje en los medios ¿Es necesario el cambio? Creo sinceramente que es su
supervivencia. Los mahometanos que se rigen por el Corán no tienen tan fácil el
camino, ya que el libro es también su Carta Magna y es difícil que unas leyes
del siglo VII sean aplicables al XXI. ¿Son necesarias las religiones? Ya no
hablo desde el punto de vista individual sino colectivo. Son necesarias. Las
religiones ocupan todos los espacios donde fracasa el poder civil. Por eso en
momentos de penuria- por ejemplo, hoy en las sociedades islámicas- los ojos del
hombre se vuelven a aquellas organizaciones que lo alivian- de ahí el aumento
del integrismo- lo mismo que es un fracaso del Estado Español que miles de
ciudadanos tengan que ir a Cáritas para poder comer. Por otra parte, de todos
es sabido- y me parece espléndido, que los judíos se apoyen y solidaricen y que
ejerzan la filantropía entre los suyos. Por otra parte, frente a la
globalización, que no todos pueden aceptar puesto que globalización es todo lo
contrario a enraizamiento en lo propio y hay que ser fuerte para no asustarse,
los hombres necesitan unirse, aglutinarse con otros que compartan parecidos
valores. El siglo de la globalización es el del prestigio creciente de las
religiones. Luego está el hombre y su necesidad de trascendencia.