Dos libros de dolor para el día del libro, quizá la poesía más auténtica, la que sale de lo más hondo del sentimiento sea de despedida. Todavía sin leer, degusto una leve cata apresurada, llegando en autobús con los libros comprados en su día. Los hombres que mataron a mi madre, de Fernando Valverde, me vuelven a Granada donde la conocí, bellísima, y la amistad de Mari Sol, su abuela. Los versos desgarrados de Fernando Valverde tienen nombre y le pongo rostro al chico aquel que conocí con polo de Lacoste y a la mujer atenta que los inspira y que se rompió; y a la abuela animosa con la que coincidí en tantos recitales de buena poesía.
Luis despide a Almudena
en su Almudena, yo creo en su desgarro y en sus versos, tan amorosos como
dolorosos, tan llenos de ella como tan vacíos. Ojeo y lo reservo hasta llegar a casa pero me pone triste .Puedo recordar la melena negra y
la voz ronca de Almudena, toda vitalidad, y veo con sorpresa el abatimiento y el descuido en el
aspecto de Luis García Montero, pese a todos sus triunfos. Parece que el amor también puede
matar o herir de gravedad al que se queda, cuando se va y se muere, no de falta de amor sino de vida.
Escribir el dolor cuando falta un amor, apuntalar el abatimiento con versos en dos inasumibles despedidas.
MUJER MIRA AL FUTURO
Voy a morir de pena
Voy a morir de pena tras de ti
(Fernando Vaalverde)
AMOR DE SIEMPRE
SUPONGO que ese modo de sentirse
definitivamente hundido,
es una forma mía de estar enamorado
para empezar de nuevo
una vida distinta
con el amor de siempre.
(Luis García Montero)
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