ODIO Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea.
ENVIDIA Es una emoción que surge al percibir que otra persona tiene algo que uno no tiene.
Puede ser hacia la pareja, los amigos, los compañeros o personas con éxito.
Se asocia con inseguridades y una sensación de inferioridad..
Los que fomentan ambos sentimientos en los demás con afán de destruirles suelen ser odiadores y envidiosos, las dos cosas, porque como las sienten y la sufren, intentan contagiársela a los demás. Les fastidia, si imaginan la felicidad ajena. Puede que no sea tanta la felicidad del otro, pero piensan que es más feliz que el que le odia.
Creo que siempre hay que buscar antídotos para los venenos y se me ocurre que contra el odio un anti veneno es el pasotismo: intentar ignorar al odiador, aunque te humille o lo intente y te desacredite.. Y cubrirse las espaldas, pero es difícil cuando, como en el caso que nos ocupa, el punto vulnerable eran los niños..
No hay cosa que fastidie más al odiador que ser o pensarse insignificante, es el caso, entiendo de hoy. Darle cancha para hablar a alguien es hacerlo importante. Me alegra que no lo haya conseguido y que se sienta cucaracha.
Frente a la envidia y los que la fomentan: la risa, y no entrar al trapo. Lo malo es que puede ir in crescendo y someter al envidiado a una verdadera persecución y acoso: Tiene que envidiar, si o si.
Pero el que cae en la envidia lo tiene difícil, pues siempre habrá alguien más rico, más joven, más listo, más exitoso, más simpático, más leader, más sano . Suelen ser gente que siempre se compara con los demás porque le gusta sobresalir.
Yo creo que la envidia puede ser muy parecida a los celos. Es celoso el que se piensa inferior, preterido. Creo que algo así decía el ensayo de Castilla del Pino sobre El Delirio de los Celos.
Frente a la envidia, o mejor frente a los que la fomentan como arma de destrucción, hay que decir que no es inocua, pero no deberían poder destruir a la persona, aunque destruyan muchas cosas importantes en la vida del envidiado.
El mejor antídoto contra los que fomentan la envidia es lo dicho: mucha paciencia para aguantar los embates, no entrar al trapo y la risa. No hay cosa que sea más constructiva que el sentido del humor.
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