lunes, 22 de enero de 2018

Miguel Hernández, poeta español. II La amistad

                                                             El más famoso retrato de Miguel Hernández, dibujado en la cárcel por Buero  Vallejo
ACTO II 

Escena 5

(SE ilumina centro de la escena y aparece Miguel Hernández leyendo unos folios. Fondo de la escena foto de Orihuela o de un campo. Puede estar la foto estática o introducir en la escena imágenes de Sijé , de cementerios, o de temas relacionados con la tierra, amapolas, rosa, caracolas. Se podría ponerse al fondo las imágenes del video de Serrat.

MIGUEL HERNANDEZ :

ELEGIA

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero sel alma tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el duelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera :
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las eras
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


(SE ilumina la parte derecha de la escena: Fondo la portada de el poemario “El Rayo que no cesa)

Escena 6ª

MARTA! Qué maravilla , abuela, , sentir así la amistad y tener capacidad para expresarla. Miguel Hernández espera nuevamente a su amigo, no quiere que se vaya definitivamente, le manda que vuelva
ABUELA Sí, Marta, la amistad es una clase, quizá la más pura, del amor. Ante la pérdida , primero lo llora y su llanto penetra en lo más hondo de la tierra donde el amigo se encuentra. Las lágrimas son riego que alimentan la materia donde el amigo se va a convertir nuevamente en vida. Sijé será higuera, crecerá alto con las flores, volará y trabajará con las abejas, estará presente en el arrullo de los labradores, tomará forma entre las flores de almendro. Pero antes de ese camino de esperanza, está desconsolado y no perdona a la muerte. Miguel, en su desesperación, quiere hacerlo volver. Volverá en la naturaleza, pero quedan todavía muchas conversaciones pendientes que no se han dicho y deben decirse.  Este ultimo verso “Compañero del alma compañero” forma ya parte de la memoria colectiva. Cuando hoy alguien dice “compañero“ Sijé vuelve. Tal vez Hernández se equivocó, Sijé y el poeta mismo no están en la naturaleza sino en las palabra y el estremecimiento de la voz que las pronunció.

MARTA - Que cosas dices, abuela, Tu que sabes leer entre las palabras ¿Dirías que es esa la herida de la muerte?
ABUELA- Nadie nace aprendido. Hay que aprender a saber las palabras de la poesía leyéndola despacio con los ojos y con los oídos abiertos. Yo entiendo, Marta, que es la herida de la muerte, pero es también la herida del amor, porque si alguien muere y nosotros lo amamos su muerte nos golpea y es nuestra también la herida. Y no habría muerte si con ello no se cerrara la puerta de la vida . Porque las tres heridas, amor, muerte y vida son la fragilidad de todo el que nace y aprende que a las tres va a encontrar en el camino.

MARTA : Abuela, háblame del amor.

( La abuela empieza suavemente a hablar y deja a un lado el libro Se hace la luz más tenue
_
ABUELA_- Se llamaba Josefina Manresa.


Escena 7
( Se ilumina el centro del escenario y aparece como fondo la fotografía joven de Josefina Manresa)
Josefina es ahora una mujer ya joven, pelo rizado, rasgos finos, voz un poco atiplada. Ríe de una manera un poco boba. También aquí puede incluirse el baile flamenco o su recreación. Hay un video de Josefina Manresa que conviene leer por si alguna de las imágenes se puede aprovechar, las fotografías, el tono, el aspecto...

JOSEFINA – Nos conocimos el verano del 33. Yo era modistilla . Pero nuestro amor tuvo un momento de ruptura por el dichoso Madrid que de mí le alejaba: Me dijo en una carta “en Madrid, la gente se puede besar sin que nadie les llame la atención, por eso me gustaría tenerte aquí, porque aquí nadie se tiene que esconder para darse un beso."No sé con quien iba, los dichosos poeta y las poetas, las musas, las pintoras . Ya les dije que yo era modistilla en Orihuela, no podía alcanzarle. Luego se arrepintió y volvió a mí, tal vez alguien le dio calabazas !Vaya Usted a saber! Me dijo en el poemario “El rayo que no cesa” “A tí sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya” . El caso es que la pasión y mi negativa a ser suya era dolorosa para él, estaba herido por el rayo del amor, pero yo no podía hacer nada ¿Que dirían en el pueblo? A veces íbamos de paseo y yo me escabullía porque yo sabía lo que él quería, pero no podía ser. El pueblo no era como Madrid, ni yo como sus amigos de allí. El luego se marchaba al campo y luego me leía sus poemas. Lee

Sin poder, como llevan las hormigas
el pan en su menudo laboreo,
llevo sobre las venas un deseo
sujeto como pájaro con ligas.

Las fatigas divinas,las fatigas
de la muerte me dan cuando te veo
con esa leche audaz en apogeo
y ese aliento de campo con espigas .

Suelto todas las riendas de mis venas
cuando te veo, amor, y me emociono
como se debe emocionar un muerto

al caer en el hoyo... Sin arenas,
rey de mi sangre, al verte me destrono
sin arenas, amor, pero desierto

- Pero estos poemas son del año 34 y 35 , éramos novios y yo tenía miedo pero solo a él, a su pasión. A él le gustaba llevarme al cine, ya saben , para ponerme el brazo,(ríe), pero no podía ser, yo no quería. ¿Que iban a decir?
(se apaga la luz central)

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