PROCESION
DE SAN FERMIN, MOMENTICOS
No
habrá en el cielo otro santo más jaleado. Famoso, más famoso que
todos los famosos. Porque no importa el tiempo, su persona se
mantiene en cartel año tras año y no va a menos nunca sino a más:
-
¡Viva San Fermín!
Líder de masas, en tiempos en que la presencia de los santos suelen
ser discreta y sale poco en los medios, su nombre invade el mundo:
artículos, carteles y programas de fiestas; su imagen abraza cuellos
de pañuelos. Si en la Gloria nos escuchan, deber sentirse un poco
sorprendidos porque sus fieles y sus admiradores lo seguimos sin
desmayo a través de los tiempos, sin que pase de moda :
-
“San Fermín”, “San Fermín” .
Su
nombre año tras año, para sí quisieran ese seguimiento los
actores americanos. Todos los sietes de julio, antes del !pun! del
chupinazo un !Viva! Y un !Gora! traspasan las nubes, digo yo si
saldrán sus compañeros celestes a avisarle:
-
“San Fermín , que te llaman”.
¿
Subirá la algarabía hasta los oídos del Santísimo.?
!San
Fermín!, !San Fermín!, !San Fermín!.
Desde
horas tempranas durante siete días el clamor al santo se extiende
por Pamplona y llega a las galaxias. Le invocan los corredores con
periódico en ristre desde par de mañana; lo llevamos en la boca
la ciudadanía cuando hay lío y queremos que cesen las peleas; le
cantan las peñas; lo pintan las pancartas. Hoy, que es el día que
se procesiona, lo pasea el Arzobispo, el Cabildo revestido, la Curia
diocesana; lo acompaña el Alcalde y el Ayuntamiento con sus ediles;
lo arropa la ciudadanía, los gremios de Carpinteros y Labradores; la
Congregación mariana y la Hermandad de la Pasión ; le ponen flores
los chiquillos; le cantan su jota en la Plaza del Concejo; le saludan
con el “Agur Jaunak junto al Pozico
La
procesión va presidida por el cortejo de los gigantes, que
acompañan al santo a la entrada y la salida a la misa solemne en San
Lorenzo. Es el mismo ritmo el que marcan los europeos rubios y
fornidos Joshelmigueleico y Joshepamunda que el de los asiáticos
Sidi abd El Mohame con su turbante de media luna y Esthera Arata su
chica; bailan como peonzas los africanos Selin Pia Elcalzao, su
novia Larancha-lalos y lo americanos Toco-toco y Braulia. Cabritean a
su lado los zaldicos, con ropones rojos y sombreros de tela hechos un rulo,
trotando en caballos de cartón; persiguen a la chiquillería los
kilikis de levita, Cara de vinagre a la cabeza, pegando maporrazos
con la verga.
San
Fermin, San Fermin
Flanqueado en la calle Zapatería por las ilustres autoridades de la plaza, ellos
revestidos de chaqué y sombrero de copa o ellas de roncalesas con
corpiño verde y falda negra, el santo moreno se alza hacia arriba
con su capa de oros y rojos y su báculo, chiquito y tieso, por las
rúas empedradas de la ciudad histórica. Ceñido por maceros con
mazas como de una baraja de Heraclio Fournier y por dantzaris, todo
trascurre sin incidentes hasta que, en las zonas más vetustas y
angostas de la calle Curia, zona de los navarriensis, algún pata
increpa e insulta a los ediles y lo fastidia. Otros aplauden y lo
arreglan:
“San
Fermíín,San Fermin”
La
procesión del co-patrón de Navarra tiene un sello tan serio como
vistoso. Es acto solemne y obligado para los pamploneses de siempre,
lo que no impide que el multicolor cortejo lo torne masivo y
bullanguero. No atiende a las canciones tristes de otras famosas
procesiones sino a las populares, tan nuestras, de charangas y
txistus, de jotas riberas y zorzicos vascos. Y no hay papirotes sino
pañuelos rojos; y no son cofradías de cofrades mayores quien lo
lucen, porque cada año hay mas silletas de niños y padres y madres
y abuelos que se enganchan. Esta mañana, el santo desfilaba entre
maceros y mazas, policías munícipales de chaleco verde y
multitudes amantes de su fiesta. Con sus ojos grandes y abiertos y su
capa, arropado por toda la corte, avanza San Fermín, tostado y
protector, navarricamente agasajado entre júbilo y penas. Mirones y
espectadores a ambos lados de las aceras, unos rezan, otros incluyen
la procesión en lo que se debe ver de la fiesta de sanfermines,
otros recuerdan en pasado, otros siguen la tradición; todos
contemplan
A
San Fermín le pedimos que nos eche el capote y que nos proteja
hoy, tiempo duro, en este encierro doble de los que corren y de los
acorralados, por los que van y por los que miramos, por los hijos
grandes y los nietos chicos. Como es nuestro líder y es un santo
taurino y famosísimo le llamamos:
“San Fermín”, “San Fermín”,
con
muchos decibelios como todos los años.
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