El
olivo, árbol que en Navarra desde tiempos míticos ha tenido presencia en el paisaje, nos ha acompañado
hasta aquí. Desde los primeros “oleaster” olivos silvestres o acebuches hasta
las empeltrerías de olivas negras y ovaladas
– así llamadas la desde hace mucho en la Ribera- hasta las más modernas plantaciones de hoy.
Es en la zona media y en la Ribera donde su cultivo sigue una tradición
ininterrumpida. La gastronomía navarra no se entiende sin el aceite de oliva.
Aunque la zona de producción más importante para los romanos en Hispania fue la Bética, la España romanizada del Norte correspondiente a la Tarraconense, de la que formó parte Navarra, plantó olivos, los cultivó, los trasformó y exportó aceite. Pudo introducirse aquí el cultivo, comercio y trasporte a través del Ebro y de sus afluentes – Oleum flumen, le llamaron al Ebro (río del aceite),- o a través de la extensa red viaria que atravesaba las tierras navarras camino de la actuales Calahorra , Tarragona o Zaragoza. Hay constancia en Navarra de restos arqueológicos de villas de producción agrícola; específicamente de aceite en los vicus Los Lagares, (Falces) Los Cerraos ( Sada ) ; villas agrícolas de producción, oleícola vinícola o urbanas desde los siglos I a.C al IV. Existe constancia de restos arqueológicos, salas de prensado y lagos en estas primeras industrias agrícolas de trasformación.
Considerado por los romanos un producto lujoso, se empleaba como aceite para masajes y productos cosméticos de las élites y para el alumbrado. Estos restos arqueológicos de instalaciones de producción de aceite, aunque menos numerosas que las de producción vinícola, puede decirse que fueron ya las primeras “fábricas”en las villas agrícolas. No conocemos estudios de si exportaba el aceite navarro fuera de Hispania o era sólo para el consumo de comercio interior o propio.
Los musulmanes, pueblo experto en ciencias agrícolas, mejoran las técnicas de cultivo y conservación. A ellos debermos el nombre de “Aceite” “az zayt, en lugar del latino “Oleum. Aunque no quedan, que sepamos, en Navarra restos arqueológicos oleícolas de la época de Al Ándalus, sí han pasado a nuestro vocabulario sus términos, lo que demuestra la importancia que tuvo su producción, ya que os musulmanes, y también los los judíos, utilizaban el aceite de oliva en la gastronomía. En el s XII constan como defensores de las bondades del aceite el rabino y médico y filósofo judío cordobés Maimónides y el también médico y filósofo musulmán cordobés Aberroes que nos sorprende escribiendo sobre los huevos fritos :
"Cuando se fríen en aceite (los
huevos) de oliva son muy buenos, ya que las cosas que se condimentan con aceite
son muy nutritivas.
Esa tradición olivarera fue recogida en la
España cristiana medieval . Fundaciones
de los Reyes de Navarra, fueron numerosas las
abadías de las órdenes monacales del Cister, del Cluni y Benedictinos en
la zona ahora Rioja , Cantabria, o
Burgos y en la zona media o sur de
Navarra, la mayor parte de con trujales
propios. Uno de sus más importantes monasterios de Navarra lleva su nombre, el
Monasterio de la Oliva, con su correspondiente Virgen: la Virgen de la Oliva,
actualmente en Ejea de los Caballeros.
También
el olivo está presente en la heráldica navarra, como el escudo de la
emblemática ciudad de Olite.
Esa
industria, cultivo , consumo y comercio, aunque
conocieran momentos de
decadencia, se mantuvieron sin
interrupción hasta nuestros días.
Testimonio de ello es la cita,
documentada en el XVI, del trujal rupestre de Solchaga en la Valdorba,
propiedad del Señorío de Sochaga. Se conserva el trujal de Cabanillas, de
prensa de vigas, del Señorío de Belver que fue propiedad de la familia Arnedo y Antillón .
Transformados o desaparecidos sabemos de
la existencia de los trujales mecánicos de
Barazabal o Martín- Landa en Cascante, de primer cuarto del s XIX; o de las primeras industrias electrificadas de
primera mitad del s XX Fuentes Soria, Duplá, Litago o Gómara, también en Cascante . El movimiento cooperativo
social crearía más tarde las
Cooperativas Agrícolas de la segunda mitad del s XX
La Cofradía del Aceite
de Oliva de Navarra prolonga nuestra tradición olivarera Queda por
inventariar el patrimonio
industrial de aquellas instalaciones ya
idas y los edificios que aún quedan en pie. Hoy existen museos e importantes
edificios arquitectónicos renovadores o tradicionales y una red de trujales y almazaras
Conviven en Navarra, con innovadoras
técnicas, cooperativas como Arroniz ,
grandes empresas exportadoras y pequeñas industrias de producción muy
especializada y selectiva. A la Cofradía
pertenecen las muy prestigiosas Trujal
de la Ribera (Urzante) La Casa del Aceite (Cascante) Hacienda Ortigosa (Viana) Hacienda Queiles (
Barral, Monteagudo) Aceite Condado de
Martiniega(Corella), y Nekeas (Añorbe, San Martín).
Podemos
decir que el olivo que es más que un cultivo, un paisaje y un precioso árbol.
Podemos decir que el aceite es mucho más que producto, una industria, un
comercio, un manjar en nuestra mesa y un cura todo- demostrado- altamente
saludable.. Podemos decir, que es un
patrimonio de nuestra cultura: Lo decimos.
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