viernes, 9 de julio de 2021

DEL OFICIO DE ESCRIBIR


 


Mi pluma es afilada, pero su punta no es de acero

sino de corazón.

Por mi corazón se transmite mi sangre y mi latido.

Él se encrespa de ira y de adrenalina cuando me revuelvo

y mi pluma rasga el diccionario en busca de conceptos, píldoras

y los traduce y bebe con sarcasmo o risa o dogmatismo.

Él se conmueve de ternura, de amor, de desvalimiento

y mi pluma lo dice y tiembla

aunque nunca dice la verdad del amor, porque es mentirosa

instrumento pequeño para tanta grandeza

y se avergüenza.

Protesté porque Antonio Machado minusvaloraba su pluma frente a una pistola

y me sorprendió Gabriel Celaya con su poesía = arma

pero hoy sé que no hay nada más próximo a un  corazón

que las palabras que traduce una pluma estremecida.

Que un corazón responde órdenes superiores si vibra pura-mente

Y aun a riesgo de pareceros poco sutil, falaz o silogista falsa

yo digo que la pluma es pistola para agredir

para salvar o para defender, justificar en suma

a un corazón que es vivo

solo porque os lo cuenta

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