Día 2 de noviembre, fecha con que se conmemora a los difuntos. Esta vez fui a arreglar la capilla de los míos con antelación, pues viajaba en esas fechas. No por ello deja de encogérseme algo el alma al saber que todos los que me precedieron yacen. En su recuerdo, y tal vez en el próximo mío, dedico las mejores palabras de otros que siguen conmoviéndome
"Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir:
allí van los señoríos,
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos;
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos".
(Jorge Manrique)
" Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostáljico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
(Juan Ramón Jiménez)
Todo lo que pienso y he dicho sobre la muerte están en varias entradas de este blog y en alguno de los poemarios que he incluido en otro. Siguen siendo pobres palabras al lado de las estremecidas de Manrique y Juan Ramón. Descansen en paz todos los difuntos
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