El Último Verano”
( A mi madre)
Su mano pequeña quería desasirse
Era un
pájaro tibio que no podía levantar el vuelo.
Aéreos sus
huesecillos menudos
su piel herida y trasparente.
Me bastaba
pasar la
tarde sintiendo su leve latir
su pequeño corazón gastado
abrir sus
dedos y acercarlos a mi corazón triste .
¡
Era una niña en la fiebre de julio
sentada en la ventana del jardín
sobrepasado el
tiempo .
En su cuerpo doblado
la belleza amorosa
desde el
amanecer hasta el declive.
En sus ojos redondos y encogidos
yo medía el
tamaño
la fuerza y
la grandeza de su luz
y cuando se cerraban o se hacían opacos
intentaba sacarlos de la bruma
( lejano ya aquel
el día que alumbraron los míos).
Me bastaba
pasar la tarde sintiendo.
Y se fue
quedamente, en un sueño
sin despedirte, madre, desasida.
Dejándome en tu marcha
estas manos
estúpidas y solas
sin sabia y
sin calor , tendidas al vacío
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